Después de la caída de Industriales en las semifinales de la LXIII Serie Nacional de Béisbol ante los Vegueros de Pinar del Río, en la arcilla humeante quedaron las clásicas enseñanzas que traen las derrotas y varias historias que hicieron vibrar a su exigente fanaticada.
Una de ellas la protagonizó el novato Dairon Miranda, al ganarse un puesto en la alineación regular durante la temporada regular y luego demostrar en los playoffs que a pesar de su juventud lleva debajo del uniforme de las letras góticas el espíritu de un equipo como ese.

«Llevo tocando las puertas del equipo desde el año pasado, pero me lesioné y no estaba al cien por ciento», le declaró el joven de 21 años a Tribuna de La Habana.
«Nunca se me olvidan las palabras de Alexander Malleta cuando me dijo que me preparara porque este año era el mío, y gracias a Dios salió el resultado», agregó.
Según Miranda, no se sorprendió cuando logró integrar la nómina de los felinos después de una excelente actuación en la Serie Provincial y de ser elegido Jugador Más Valioso en la Copa Orbe Luis Rodríguez.
En la campaña regular este jardinero natural de Marianao pegó 40 imparables en 131 turnos oficiales al bate (.305 Ave), 10 extrabases, dos de ellos cuadrangulares, y remolcó 19 carreras.
Pero fue en los momentos más tensos cuando este muchacho demostró su valía al promediar al bate con corredores en bases .344, traer a casa al 27 por ciento de los que encontró en posición anotadora e impulsar siete veces el empate o la ventaja.
«Las claves para rendir en momentos de tensión son sobre todo tener paciencia y no pensar en el resultado, sino trabajar bien primero», aseguró.

En los playoffs, cuando a otros les tiemblan las rodillas, los graderíos llenos asustan y los nervios nublan el pensamiento, Miranda rindió aún más.
Elevó a 29.63 el porcentaje de compañeros remolcados que encontró en posición anotadora y concluyó con nueve fletadas, solo por detrás en su equipo de Roberto Acevedo (11) y Yasmani Tomás (14).
«No sentí presión en ningún momento, al contrario. La tranquilidad en el cajón de bateo se la debo también a Malleta, que siempre está arriba de nosotros y nos enseña a tirarle a la bola nuestra y no a la que quiere el lanzador», apuntó.
«Poco a poco fui superando esa deficiencia y me enfoque en tirarle a mi strike para poder hacer buenos contactos», añadió.
Dairon Miranda, quien se define como una persona sana, que le gustan las bromas y compartir con sus amigos en los ratos libres, también dejó claro en la conversación con este medio su admiración por Guillermo Carmona, un hombre que definió como buena persona y magnífico director.
Ahora, después que se cumplió el sueño de su niñez de vestir el uniforme de los Industriales, anhela como todo atleta integrar algún día el equipo nacional y para eso seguirá jugando siempre al máximo de sus posibilidades y se preparará mucho mejor para futuras contiendas.
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