El descontrol de los lanzadores de Industriales en esta II Liga Élite del Beisbol Cubano ha sido alarmante. Un total de 114 bases por bolas y 22 pelotazos en los primeros 24 partidos es demasiado para un equipo que tiene como objetivo llevarse el banderín de un torneo.

Ni siquiera en el campeonato provincial, finalizado hace solo unos días y donde se supone que la calidad es muy inferior, ocurrió esta tormenta de bolas malas que ha hecho resbalar a los azules de la cima de la tabla de posiciones.

En la capital tenemos licenciados, doctores en ciencias y excelentes entrenadores de pitcheo como Javier Gálvez y Reinier Madruga, que tienen sobrados conocimientos en esta materia y han demostrado su nivel a través del tiempo. Entonces, ¿Qué está sucediendo?

Gálvez me dijo una vez que el mejor profesor que pueden tener los lanzadores son ellos mismos y estoy muy de acuerdo con esa afirmación.

La materia prima en el elenco felino sobra y lo que más llama la atención de manera general es la inestabilidad, algo que está muy relacionado con la actitud, la concentración y otros factores psicológicos.

Más allá de los problemas técnicos que arrastran varios de ellos, hay otros puntos que hay que velar de cerca como la disposición que tengan para realizar el trabajo físico, la importancia que le prestan al trabajo del bullpen y la conciencia que puedan tener en la práctica de bateo para mejorar el control.

Muchos no se adaptan a trabajar por encima del 75 por ciento de sus posibilidades y se descoordinan, atacados por otros males como la presión, el descontento por los conteos arbitrales y la ansiedad que provoca tratar de hacer un buen papel encima de la lomita.

Tribuna de La Habana conversó con varios expertos sobre este preocupante tema y todos coinciden también sobre la necesidad de lanzar en las prácticas de bateo, como uno de los elementos indispensables para tener un buen control en los envíos.

“Hay que hacerlo con el bateador presente. El bullpen puede mantener el brazo y ayudar a la puntería pero no al control exigente porque son condiciones distintas", declaró a este medio el profesor Frangel Reynaldo, Máster en Metodología del Entrenamiento Deportivo.

"Todo está en la dedicación, el trabajo debe ser individual porque cada uno tiene sus características. Hay que lanzar todos los días y en las prácticas", acotó Carlos Mayón, director del Cerro, equipo campeón de la Serie Provincial.

El profesor José Manuel Cortina, otro de los abordados, recordó que los lanzadores no saben batear  y alejan la bola por miedo a una conexión.

“El estado emocional juega un gran papel, se necesita mucha convicción para enfrentar el bateador", subrayó.

Los tres convergen en otros puntos: La mala formación técnica que arrastran por años y que cuesta mucho trabajo perfeccionar y la falta de fortaleza mental en varios de los que han podido superar esos problemas.

Cortina, con esa gracia criolla que lo caracteriza, hizo un llamado a todos los serpentineros a poner en práctica la fórmula del siete, sobre todo en un equipo como Industriales donde sus pitchers exhiben el mejor average de contrarios del campeonato (269), estadística que demuestra el dominio sobre los bateadores rivales.

"Encima del home caben siete pelotas, 77 puedes poner en la zona de strike, tienes siete para lanzar tres strikes y cuatro bolas, un buen bateador falla siete veces en diez turnos y además, tienes a siete jugadores detrás para ayudarte en la defensa", explicó.

En resumen, el descontrol es un mal de nuestro beisbol que es posible erradicar pero para eso no basta solo con la labor de los especialistas.

El interés, la motivación y la preparación psicológica que tenga cada atleta es fundamental para que pueda alcanzar sus objetivos particulares y darles a los aficionados esas alegrías que tanto necesitan. Nos vemos en el estadio.

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