Cuando el 28 de mayo pasado el lanzador capitalino Andy Vargas tuvo que abandonar un partido en el estadio Latinoamericano por dolores en el brazo de lanzar, sintió que la arcilla del terreno de beisbol se hundía bajo sus pies.

Envuelto en una tremenda temporada y a las puertas de integrar la selección nacional, las radiografías que le hicieron mostraron la presencia de cuerpos libres y un poco de líquido corrido en su codo, por lo que fue necesario intervenirlo quirúrgicamente.

Luego de la exitosa operación, menos de dos semanas después, los médicos dijeron que tendría que esperar de cinco a seis meses para poder volver a encaramarse en el montículo.

Claro que ellos no conocían la existencia de un hombre nacido en Minas de Matahambre de nombre José Manuel y apellido Cortina, famoso por sus grandes conocimientos de pitcheo y por llevar una vida entera recuperando brazos lesionados y espantando los demonios que atacaban a esos atletas.

“Todo el mundo conoce el prestigio que tiene el profe como entrenador. Sabía que había trabajado con José Ramón Rodríguez y antes de operarme hablé con él para poder contactarlo", le dijo Vargas a Tribuna de La Habana.

"Ya llevamos una semana y media trabajando y poco a poco he ido progresando. Aún no estoy lanzando con potencia y solo a una distancia corta", agregó el serpentinero.

Aunque Manolo, como lo llaman sus amigos, ha recuperado más de 40 brazos lesionados durante toda su carrera, confesó que con este caso ha sentido más presión que con ningún otro por su alto nivel mediático, pero aunque no es mago, asumió el reto.

“De joven también me lastimé el brazo y nunca tuve un Cortina que me ayudara. Fui pitcher a la edad juvenil, vengo de una familia donde todos fueron lanzadores y se puede decir que nací en un terreno de pelota", apuntó el entrenador.

“Yo cuando hago este tipo de trabajo me gusta medir distintas fases de preparación del fortalecimiento del brazo. La primera sesión fue vital para mí. Cuando al otro día le pregunté cómo estaba el brazo y él me dijo que estaba excelente, sin molestias de ningún tipo, sabía que teníamos un 90% de probabilidades de éxito", añadió.

A pesar del corto tiempo que llevan trabajando juntos, ya Andy Vargas está tirando de 40 a 50 lanzamientos a una distancia de 30 pies, aunque el profesor dice que siempre le mira a los ojos, y según su intuición, reduce la cantidad en algunas jornadas.

“Es mejor quedarse con deseos de comer que no sufrir una ingesta", dijo con esa gracia que lo identifica.
Para él todos los brazos tienen salvación a menos que sea una lesión muy grave, y la clave está en diseñar un plan de trabajo donde el atleta vaya de menos a más, siempre velando por no excederse en el esfuerzo físico.

El carácter y la disposición es fundamental para acelerar el proceso, y según palabras del propio entrenador, Vargas lo ha hecho posible por ser un muchacho valiente, optimista, disciplinado y muy inteligente.
"No tengo secretos. La vida me dotó de una magnífica memoria y soy muy observador. A veces veo cosas de las que nadie se percata, eso nació conmigo, es una virtud que tengo y que me ayuda mucho en mi trabajo", confesó Cortina.

Lo cierto es que este hombre tan querido y respetado por todos, nos declaró que en 40 días ya el bombero industrialista estará apto para comenzar a hacer bullpen, aunque aclaró que eso lleva un proceso de adaptación y un trabajo diferenciado en el box.

“Creo que para la Liga Élite estará listo para lanzar sin problemas. Pero eso dependerá de que las autoridades de La Habana me lo manden para mi provincia. Es un atleta de ellos y ahora es el momento de ayudarlo", dijo.

Andy nunca había tenido la oportunidad de conocerlo personalmente y ahora está asombrado por sus vastos conocimientos y su forma peculiar de enseñar.

Foto: Boris Luis Cabrera

“El profe es el mejor. Todos los días aprendo cosas con él y tengo la mejor impresión de su persona. Ahora solo tengo la mente puesta en mi recuperación y en seguir sus indicaciones, declaró.

Aunque José Manuel Cortina increíblemente nunca ha integrado una selección nacional, se apareció para la entrevista con un uniforme de las cuatro letras.

“Me lo puse hoy para hacerle un homenaje a Andy, a ti que te estimo mucho y a mí país. Es la primera vez que lo hago porque al parecer no me lo he ganado nunca.

“Yo trabajo por el beisbol y no me preocupa si me llevan o no me llevan. A este bote me han subido 17 veces y me han bajado, pero siempre estaré nadando al lado porque amo este deporte por encima de todo. No puedo ver a alguien que necesite de mí y no brindarle mi ayuda", concluyó diciendo.

Foto: Boris Luis Cabrera

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