Muchos comentarios han generado por estos días el rendimiento de los peloteros cubanos emigrados que fueron convocados por la Federación Cubana de Béisbol (FCB) al V Clásico Mundial.
Algunos de ellos con los spikes bien afincados en las Grandes Ligas, otros que pasaron por allí en algún momento o lo estarán pronto, y el resto con calidad probada en ligas profesionales del área que por diversos motivos no han podido tomarse el cafecito en los terrenos donde se juega el mejor béisbol del mundo.
Más allá de lo que han aportado al team Cuba en este magno evento, lo principal aquí es que respondieron a una convocatoria histórica y han abierto una puerta de acero con bisagras oxidadas que hace años empujaban todos los que aman este deporte, y quieren ver a esta isla recuperar el prestigio que ha ido goteando por los caminos beisboleros.
Muchos pensamos que deshilacharían las esféricas desde el cajón de bateo o dejarían montones de rivales con la carabina al hombro desde el montículo, y nos apoyamos en su alto nivel de juego para hacer vaticinios optimistas mientras soñábamos con venganzas y reconquistas antológicas.
Las razones por las que esas cosas no sucedieron serán motivo de otros análisis, pero lo que urge ahora es ponderar este paso, aplaudir su entrega y darle las gracias por ayudar a romper esos muros que por diversos motivos se han levantado entre cubanos a lo largo de tantos años.
Por supuesto que esta experiencia deja muchas lecturas que tendremos que tener en cuenta para próximas versiones, pero bajo ningún concepto se puede pensar en la opción de cerrar esa puerta que nos ha permitido estar a tono con el mundo que nos rodea.
En el futuro los atletas convocados tendrán que dejar de confiar a ciegas en sus herramientas, sobre todo si su equipo está ubicado en una sede tan distante donde el cambio horario puede incidir en sus rendimientos, y salir antes a los campos de entrenamientos.
La FCB tendrá que hacer una mejor gestión para llamar a las figuras que necesitamos sin que medien otros aspectos extradeportivos, saber identificar a los que realmente tienen la disposición para defender a Cuba por encima de otros intereses y mantener abierto un canal de comunicación con todos los hijos de esta tierra que ven en el béisbol una oportunidad para defender sus raíces.
Todo esto sin descuidar jamás nuestros campeonatos domésticos, escenarios donde se desarrollan aquellos que por diversas razones no vieron en la emigración una opción para sus carreras, o prefirieron seguir jugando bajo su amparo, contratados en otras ligas profesionales.
De momento, que vengan el abrazo y la reconciliación y que sigan esfumándose esos fantasmas que impedían la unión de todos los cubanos que quieren representar a esta isla en el terreno de juego. Es una victoria clásica. Nos vemos en el estadio.
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Estoy plenamente de acuerdo con este acertado comentario. Algún día se rompió los tabúes de no llamar a filas a los peloteros cubanos, que jueguen dónde jueguen, son CUBANOS. Hemos visto como han reaccionado emocionalmente los convocados para el Clásico, apartándonos de sus rendimientos y forma deportiva en que se encuentran. Muchos añoraban vestir el uniforme de las cuatro letras y representar al país que los vió nacer. Se han acoplado con hermandad al resto de los miembros del equipo en igualdad de condiciones. Ha sido la primera y considero que no sea la única. Seguiremos abriendo nuestras mentes y explorando las mejores formas de aumentar la calidad de nuestro beisball. Si otros deportes lo hacen, por qué no la pelota?
Aplausos a este trabajo periodístico.
Este es un buen momento para retomar las relaciones con nuestros atletas en el exterior y porque no ir pensando en seguir derrumbado muros entre cubanos todos que sienten por esta isla.
Para mi debemos buscar adentro donde tenemos la fábrica de peloteros mejor del mundo. Muchos de los que se mencionan salieron de la base y emigraron por múltiples razones a veces en busca de un sueño deportivo o material. Después de verlo actuar ya sabemos que tenemos ciento de ellos en el país que lo que están necesitado de atención en lo material y deportivo. No corría puerta, pero siempre los de casa tendrían prioridad, por que allí están, aunque no lo veamos, la esencia del béisbol, y no hablo de ética, ese es un tema aparte, hablo de continuidad deportiva más allá del éxito pasajero de algunos destacados deportistas con fecha de caducidad y la necesidad de volver a beber en la fuente nacional como génesis de la creación.
Desearía que Cuba pasara a la segunda etapa, pero pienso que el triunfo principal está en haber podido jugar todos sin importar en qué Liga estén insertados, porque son cubanos y se sienten orgullosos de representar a su país.