La selección cubana de softball masculino cayó este viernes ante los favoritos canadienses 2-0, y se despidió de la XVIII Copa Mundial desarrollada en Auckland, Nueva Zelanda, con un honroso quinto lugar digno del mayor aplauso.
La aguerrida tropa antillana dirigida por el experimentado Leonardo Cárdenas, número 12 en el ranking del orbe, tuvo que atravesar un camino lleno de espinas para colarse en esa plaza contra todos los pronósticos.
Para eso tuvo que tomar venganza contra los checos, un equipo que los derrotó en la pasada cita y es quinto en el listado mundial; batir a los anfitriones neozelandeses, siete veces monarcas de estas lides; y a Venezuela, ubicada tres puntos por delante en el ranking y dos veces medallistas en estas reuniones deportivas.
La actuación toma matices épicos si sabemos que es solo la tercera vez que nuestro país participa en un evento de este rango, y tan solo tiene en su bitácora un décimo puesto en la pasada cita mundial de 2019 y un cuarto lugar histórico hace ya 34 años.
En esta última jornada los canadienses, terceros en el ranking y con una vitrina repleta donde cuelgan 13 medallas, cuatro de ellas doradas, se colgaron del brazo del lanzador Sean Cleary para imponer su clase en la arcilla del Rosedale Park y llevarse la victoria en cerrado duelo.
Cleary caminó toda la ruta a ritmo de 15 ponches con un dominio impresionante y apenas toleró un imparable, mientras sus huestes apenas pudieron ligarle también uno al abridor Gúber Plutin para fabricar las dos carreras que les dio el triunfo y que debe llevarlos a discutir el título de esta versión mundialista.
El veterano lanzador cubano trabajó durante cinco episodios donde boleó a seis rivales y dejó a otros tres con el bate al hombro, y su sustituto Eduardo González sacó los últimos tres outs antes de conceder una base por bolas.

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