Con par de paquetes explosivos de cuatro anotaciones, los Piratas de La Isla dinamitaron el parque Latinoamericano y derrotaron 8-6 a los Leones de la capital, para llevarse el duelo particular de esta semana y clavar su bandera de las tibias cruzadas en el pecho de los fanáticos azules.
Fue la derrota número 33 para la tropa del timonel Guillermo Carmona, con 37 victorias en esta temporada, cuando le van restando apenas cinco partidos para concluir la fase clasificatoria. El resbalón es preocupante, al no tener el equipo a ninguno de sus lanzadores abridores con el descanso necesario, para enfrentar la doble cartelera del próximo sábado contra los Cazadores de Artemisa.
Ambas escuadras se mantuvieron tranquilas en sus respectivas trincheras hasta el cuarto episodio, cuando comenzaron a caer los cañonazos en la grama del mítico coloso. Cuatro rayitas marcaron en el casco de la nave azul los filibusteros de Mandy Johnson cuando le ligaron seis cohetes al abridor Raymond Figueredo, entre ellos uno de dos bases de Yordanis Acebal que trajo a dos corredores para el plato.
Los felinos, dormidos en la banca por los envíos del novato Diorvis Navarro, aprovecharon dos errores de la defensa rival y tres boletos de forma consecutiva, y salieron hambrientos a la arcilla a calentar los maderos para fabricar un racimo de cinco carreras y tomar el mando del combate.
Cepillazos de Oscar Valdés, Ariel Hechavarría, y del capitán Juan Carlos Torriente-todos frente a los envíos del relevista Kendry Hernández-completaron el racimo que levantó de sus asientos a la poca fanaticada reunida en los graderíos.
El rescatista Andy Vargas y el taponero Erick González no pudieron detener el abordaje de los visitantes, y entre ambos aceptaron otras cuatro anotaciones en el llamado inning de la suerte, suficientes para morder el polvo de la derrota.
Tres indiscutibles necesitaron los verdugos para sentenciar el choque, entre ellos otro doblete de Acebal que completó sus cuatro remolques de la tarde.
Del resto se encargaron el zurdo Yunier Gamboa y el diestro Franklin Quintana, al silenciar una artillería capitalina que tiende a encasquillarse con facilidad y que tendrá que producir en los próximos combates si quieren viajar al mágico mundo de la postemporada.

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