Apelando a la fuerza de sus muñecas, los Leones de la capital desaparecieron cuatro pelotas y aplastaron a las Avispas santiagueras con pizarra final de 12-5, para llevarse el duelo particular de esta temporada y afianzarse en el séptimo escaño del torneo.
Esta fue la cuarta victoria en línea para los Industriales, que desde el mismo momento que ha logrado estabilizar una alineación regular, y ha definido las funciones de sus serpentineros, se han mostrado imbatibles sobre el terreno de juego.
Fue en el cierre del cuarto episodio cuando los felinos le comenzaron a estropear la tarde al abridor indómito Alberto Bisset, al marcarle un ramillete de cinco anotaciones que desprendió un sonido largo y triste de la corneta china encima de la banca de primera base.
El primer bambinazo de la campaña de Yosvani Peñalver abrió el camino azul, y la pésima defensa santiaguera con par de marfiladas, y un tubey de Alberto Calderón con los ángulos repletos, hicieron el resto.
Las Avispas, quienes ya le habían dado una picadita al abridor capitalino Marcos Ortega en el quinto capítulo, aprovecharon su salida una entrada después y fabricaron un par de anotaciones por el décimo vuelacercas de Yoelkis Guibert con un compañero a bordo, frente a un envío del novato Luis Echazábal.
Pero era tarde de fieras en el mítico estadio Latinoamericano y la guerrilla de Guillermo Carmona lo tenía bien claro. Otro paquete de cinco carreras cerrando el segundo tercio del partido, ya fue suficiente para acabar de exterminar por completo a los aguerridos visitantes.
Jorge Enrique Alomá con un cañonazo que remolcó a un par de compañeros para el plato para dinamitarle el box a Bisset, y el segundo estacazo de vuelta entera del “indomable” Peñalver frente al relevista Edialbert Valentín, firmaron la sentencia.
Sin embargo, la fiesta de los citadinos no se detuvo y en el séptimo apartado aún hervían sus maderos, cuando Andrés Hernández y Oscar Valdés sacudieron estacazos de vuelta completa de forma consecutiva, para acabar de enterrar a los visitantes.
A la hora de recoger los bates, el capitán de la escuadra derrotada, Adriel Labrada, sonó un bambinazo solitario frente a un lanzamiento del relevista David Mena, que nada tuvo que ver en el desenlace del desafío.

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