El viernes 5 de diciembre de 1997, con exactitud hace hoy 24 años, la habanera Deborah Andollo López impuso récord mundial de inmersión al bajar hasta los 65 metros de profundidad en la modalidad de lastre constante.

Aquella mañana, durante dos minutos y 32 segundos la Novia de Neptuno descendió en las aguas cercanas a la Isla de la Juventud, para después emerger victoriosa, como acostumbraba a hacerlo cada vez que se proponía dejar una huella universal e imperecedera en el deporte de su predilección.

La marca de 65 metros lograda por Deborah ese día fue la mejor rubricada por ella en esa misma prueba durante varios años, pues su primer intento databa de noviembre de 1992, cuando bajó hasta los 60 metros. En junio de 1993 consiguió sumergirse hasta los 61 m y retomó el reto en octubre de 1996, fecha en la que descendió hasta los 62 m.

Además de sus asombrosos registros con lastre constante, en los que el inmersionista baja y sube con un cinturón pesado impulsado por la fuerza de sus piernas sin tocar la cuerda guía, la también conocida como “Reina de las aguas del Caribe” impuso más de una pauta planetaria en varias modalidades de la inmersión en apnea, entre ellas, con lastre variable, cuerpo libre y no limits.

Su desempeño, durante varios años activa, le permitió sumar un total de 16 récords mundiales, incluso, posee una marca absoluta (validada lo mismo para mujeres que para hombres) al llegar hasta los 74 metros en la categoría de cuerpo libre, o sea, al bajar y subir ayudada apenas por la cuerda que marca la profundidad determinada.

Gracias a su rica carrera deportiva fue distinguida entre los cien mejores atletas cubanos del siglo XX. También resultó seleccionada como Mejor Buzo del Mundo y ganadora del Oscar del Mundo Marino en la ciudad italiana de Anzio, en 1996.

Fue elegida entre los mejores atletas del año en Cuba en 1996 y 1997 y recibió menciones especiales en 1992, 1993, 1994, 1995 y 2000.

Su apego al mar ha sido una constante en su vida, ya sea como instructora de apnea, entrenadora de natación o buceo, como directiva de más de una institución relacionada con el entorno marino o simplemente como una amante insaciable del inmenso azul, con el cual ha reconocido tener una conexión especial. Allí, ni más ni menos, halló su hábitat natural esta sirena cubana irrepetible. Allí, muy cerca del lecho marino, dejó su estela perdurable.

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