A finales del próximo mes de enero debe comenzar la Serie Nacional de béisbol en su edición 61, como han anunciado los directivos del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (INDER) en el recorrido por varias provincias del país, en su afán por implementar nuevas estrategias para mantener saludable nuestro deporte nacional, recientemente declarado Patrimonio Cultural de la nación.

En la capital los fieles aficionados industrialistas esperan ansiosos que se vuelvan a abrir las puertas del Coloso del Cerro para colmar sus tribunas y volver a apoyar una vez más a ese equipo que ha ganado más campeonatos que nadie, pero que no alza un trofeo desde hace ya casi 12 años.

Muy cerca andan ya los de las letras góticas en el pecho de igualar su mayor sequía histórica, cuando estuvieron 13 años sin poder subir a lo más alto del podio en el periodo de 1973 a 1986, roto por aquel bambinazo antológico del entonces veterano Agustín Marquetti que enloqueció a sus parciales.

Para muchos especialistas no parece ser en esta temporada donde se rompan esos maleficios, pero en el béisbol no hay nada escrito y los azules saldrán otra vez a cazar esa mística perdida que les permita encontrar el mapa donde se esconde su corona número 13.

Cuando la tropa de Guillermo Carmona comience sus entrenamientos el venidero mes de noviembre varias de sus figuras protagónicas de los últimos tiempos ya no estarán, así como gran parte de sus jóvenes talentos, por lo que esta misión resultará muy difícil de cumplir, pero no imposible.

Esta vez ya no estará detrás del plato el experimentado Frank Camilo Morejón, obligado a una salida forzosa por parte de las autoridades deportivas de la capital, ni veremos más el empuje del capitán Stayler Hernández, ni a Yoandry Urgellés con sus batazos oportunos en momentos de alta tensión, ambos acogidos al retiro.

En duda está la participación del Jugador Más Valioso de la pasada contienda y máximo jonronero del equipo, Lisbán Correa, quien solicitó la baja de la Federación Cubana de béisbol, aunque hasta este minuto mantiene sus deseos de jugar con el equipo.

No se podrá contar más con el líder del staff Brayan Chi, ni con el taponero y líder de juegos salvados Andy Rodríguez, dos serpentineros claves para fabricar victorias que decidieron probar fortuna en otras tierras, ni podremos ser testigos de la explosión del talento Cristian de Jesús López, emigrado en busca de contratos profesionales.

Aun así, en medio de todas esas tormentas beisboleras tan azules y capitalinas, estamos seguros que Industriales venderá caro su puesto en la élite del béisbol cubano, porque estirpe y coraje sobran en el terreno de juego. Nos vemos en el estadio.

Ver además:

Pasión de campeones