Quiso la diosa fortuna que llegásemos, sin saberlo, a casa de la estelar judoca Idalys Ortiz. Allí ella nos
recibió mostrando una imagen distinta a la de la mujer guerrera a que nos tiene acostumbrados cada vez
que, ataviada con su judogi, entra al tatami. Pese al nasobuco, prenda obligatoria en estos tiempos de COVID-19, pudimos contemplar, gracias a sus expresivos ojos, su cálida sonrisa.

El hecho tuvo lugar durante un recorrido que realizaron Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en La Habana, y Reinaldo García Zapata, Gobernador de la capital, junto a otras autoridades del país, por el barrio Jesús Menéndez, en el municipio de Boyeros.

Ante la pregunta sobre si ella es de Artemisa, de Pinar del Río o de La Habana, la mujer que ha conquistado cuatro medallas olímpicas en +78 kilos (bronce en Beijing 2008, oro en Londres 2012, dos metales plateados en Río de Janeiro 2016 y ahora en Tokio 2020) confesó ser de Cuba.

“Pese a no obtener el resultado que hubiesen deseado, por regla general, lo que se mide es la medalla, sin valorar todo el proceso que transcurrimos, el poco tiempo que nos dedicamos a prepararnos para poder llegar a conseguir aunque sea un metal. Yo creí que no lo íbamos a lograr. De hecho, un mes antes, había ido al Mundial y quedé quinta”, comenta Idalys quien, incluso, debió recuperarse de la COVID-19 antes de llegar a Tokio.

A la pregunta ¿hasta cuándo tendremos a Idalys?, respondió, en tono jaranero: “Mientas viva”, lo cual obligó
a modificar la interrogante: ¿Hasta cuándo estarás activa en los colchones?. “Sabes que la vida se torna bastante difícil, complicada, no podemos hacer planes. Hoy, a pocos meses de que se acabe el 2021, todavía estamos resaltando una hazaña que pudo haber sido en 2020. Tenemos la idea que los próximos Juegos Olímpicos de París sean dentro de tres años y pudiéramos valorar asistir ahí, mientras toda la situación se mantenga igual. Y lo digo abarcándolo todo, porque pueden existir un sinnúmero de obstáculos que lo impidan, pueden ser a nivel global e incluso personal, pero hasta hora la idea es tratar de llegar
a los Juegos de París”.

Pero ella es mucho más que judo. Es una mujer sensible, que siente por la comunidad donde vive y, como sus vecinos, agradece cuánto se hace en Jesús Menéndez y siente la alegría por el parque infantil que ante sus ojos se levanta: “Este es un tema esencial, incluso para los niños, que necesitamos llevarlos por un buen camino”.

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