Para cualquier atleta o entrenador, estar en unos Juegos Olímpicos o Paralímpicos es motivo de sobrada alegría; alcanzar una medalla en cualquiera de esas justas es igual a grabar su nombre en la lista de los inmortales. Ello solo se logra tras años de sacrificio y entrega y de estar, en no pocas oportunidades, alejados de la familia, los amigos, el barrio…
Pero hay otro personal que de igual forma se sacrifica y casi nunca es recordado o, en la mayoría de las veces que se le menciona, es para criticar su accionar. Esos son los árbitros y jueces, hombres y mujeres encargados de impartir justicia y sin quienes sería imposible cualquier lid deportiva.
Y si en Tokio 2020, tanto en la competencia para atletas convencionales como en la justa paralímpica, es justo destacar que Cuba derrochó coraje y entrega, alcanzando en varias oportunidades el podio, es necesario reconocer el accionar de los imparciales cubanos que allí intervinieron.
La cita nipona, claro está, no estuvo exenta de errores arbitrales, e incluso de la separación de algunos “imparciales” que parecían totalmente parcializados, como ocurrió en el boxeo. Allí la Mayor de las Antillas contó con un grupo de experimentados jueces que fueron capaces de poner, por sobre todas las cosas, la ética profesional que les caracteriza y les permitió ser escogidos para poner orden en una cita multideportiva que no pocos dudaron pudiera celebrarse, debido a la pandemia de COVID-19.
Sin duda, se trató de una justa que tensó al máximo a cada uno de los que allí acudieron, algo a lo que no escaparon los imparciales, que debieron en esta oportunidad aplicar protocolos muy estrictos al tiempo que cumplían, y hacían cumplir, el reglamento vigente para cada deporte.
De ahí que, aun cuando no se les entregue corona alguna por su actuación, y su mayor estímulo sea el reconocimiento casi anónimo que se les da, los árbitros cubanos pueden recibir en sus pechos la medalla de la dignidad; esa que no existe metal alguno con qué fundirla, se lleva para toda la vida y hace que el arbitraje cubano sea reconocido en todo el mundo.
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