El béisbol cubano enfrentará otro gran reto este mes de septiembre, cuando a partir del día 23 el equipo para menores de 23 años (esta vez la convocatoria llega hasta 24 por el atraso provocado por la pandemia) salga a la grama del estadio de los Yaquis de Obregón, en el marco de la III Copa Mundial de esa categoría.

El recinto, avalado por la MLB y considerado uno de los más modernos de América Latina, será testigo de los enfrentamientos del Grupo A, donde además de Cuba y los anfitriones mexicanos, competirán las selecciones de República Dominicana, China Taipéi, República Checa, y Alemania.

Mientras, en el apartado B con sede en el Estadio Sonora (casa de los Naranjeros de Hermosillo), pujarán los conjuntos de Colombia, Corea, Holanda, Nicaragua, Panamá, y Venezuela; para redondear un campeonato de alto nivel donde hacer pronósticos sería una jugada suicida.

Dirigidos por Eriel Sánchez, otrora receptor de los equipos nacionales, los antillanos tienen como primera misión clasificarse entre los tres primeros conjuntos de su llave para acceder a la Súper Ronda, y poder allí batallar por una de las medallas en juego.

Luego de sufrir dolorosas derrotas en los últimos eventos internacionales, al punto de no clasificar por primera vez en la historia a los Juegos Olímpicos, el béisbol cubano, ubicado en el lugar 11 del Ranking Mundial de la Confederación Mundial de Béisbol y Softball (WBSC), está prácticamente obligado a alcanzar un puesto decoroso si no quiere seguir resbalando en ese listado.

Debutante en estas lides, ganadas por Japón y México en sus dos versiones anteriores, los cubanos cuentan con jugadores de buen calibre para la categoría y al menos en el papel, tienen un equipo muy sólido en las tres áreas fundamentales de juego, según ha declarado su mentor a los medios nacionales.

Con respecto a sus rivales poco se sabe, pero teniendo en cuenta que en las dos citas anteriores han participado muchos de los mejores talentos de las principales ligas profesionales del mundo y el gran prestigio que tienen en este mundillo la mayoría de los países contendientes, la tarea de Cuba será dura, como ya es común en cualquier escenario de competencias donde se presenta.

Sánchez, por estos días atrincherado con sus muchachos en el estadio José Antonio Huelga de su natal Sancti Spíritus inmerso en la fase final de los entrenamientos, ha declarado que su objetivo es luchar por la medalla de oro, palabras que algunos interpretaron como un vaticinio muy arriesgado, pero no es más que un canto de guerra necesario para motivar a sus huestes.

El debut de los nacionales será un día después de la inauguración oficial del evento frente a los quisqueyanos, para después batirse contra México y China Taipéi en las fechas posteriores y terminar, supuestamente más relajados, contra los elencos de Alemania y República Checa, dos naciones de escasos palmarés en este deporte.

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