Con la llama de la esperanza ardiendo en el pebetero del Estadio Olímpico de Tokio quedaron inaugurados este martes los decimosextos Juegos Paralímpicos de la historia, una reunión deportiva donde competirán más de 4 000 atletas con diferentes tipos de discapacidad en representación de más de 162 países.
Un espectáculo colorido con derroche de originalidad e imaginación fue transmitido a cientos de millones de hogares en el planeta con un mensaje claro: lograr una sociedad inclusiva donde se reconozca y pondere los valores humanos más allá de la etnia, el género, la orientación sexual, las creencias religiosas o políticas, la nacionalidad, y la discapacidad física o mental.
La ceremonia bajo los tres ágitos (líneas que representan los colores más comunes en las banderas de todo el mundo), se apoyó en la cultura milenaria de esa nación asiática para recalcar la importancia de la visibilidad, comprensión, y accesibilidad, que necesitan estas personas que son parte de la diversidad humana y que hoy representan el 15% de la población mundial.
Sin público en los graderíos por la declaración del Estado de Emergencia en la capital nipona por el impacto de la pandemia de la COVID-19 que ataca el planeta, el arte y la tecnología volvieron a unirse para resaltar la valentía de estos atletas que han pasado por encima de las adversidades para lograr sus metas.
Miles de historias increíbles bajo el lema “tenemos alas”, donde el sacrificio y la perseverancia burlaron al destino y destruyeron barreras que parecían infranqueables, llenaron el espacio del estadio en la piel de sus protagonistas, cuando desfilaron detrás de sus enseñas nacionales.
La velocista y múltiple campeona en Juegos Paralímpicos Omara Durand y el nadador Lorenzo Pérez, medallista dorado en la pasada cita estival de Río de Janeiro, fueron los encargados de portar la bandera de la estrella solitaria al frente de la delegación cubana, compuesta en esta ocasión por 16 atletas.
En el momento más esperado de la noche, después que el Emperador Naruhito declarara oficialmente inaugurado el certamen multideportivo, entraron tres antorchas al recinto en manos de campeones paralímpicos, con su flameante llama proveniente de Stoke Mandeville, Reino Unido, cuna de estos juegos, después de pasar por decenas de manos alrededor de todo Japón.
Otros tres paratletas en silla de ruedas tuvieron el privilegio de encender el pebetero para culminar el espectáculo de apertura y dejar todo listo para que comience este encuentro atlético, que se extenderá hasta el venidero 5 de septiembre.
Desde Barcelona 1992 la mayor de las Antillas ha estado presente en estas citas de forma ininterrumpida con una cosecha de 85 medallas-39 de ellas de oro-para ubicarse en el puesto 35 en el medallero general por países, y en el tercero entre las naciones de América Latina.
Como ha ocurrido en los últimos dos juegos múltiples, la aspiración de la delegación criolla es concluir entre los 20 primeros y tratar de igualar su mejor actuación histórica lograda en Londres 2012 cuando alcanzaron el puesto 15.
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