Por fin llegó el que pudiera ser, para muchos, el momento más esperado de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Ese en que especialistas y aficionados del mundo entero, por igual, esperaban con ansias. Tras cerca de dos años sin pelear, Mijaín López apareció en los colches de Tokio 2020 con el propósito de buscar su cuarta corona olímpica.
El gigante de Herradura, en Pinar del Río, se mostró en una forma impresionante. Algunos pensaron que la falta de peleas le podría costar caro, sin embargo, de eso nada. A sus 38 años, el cubano ganó de forma relampagueante su primer combate en los 130 kg. En apenas 1.50 minutos le marcó 9 puntos al rumano Alin Alexuc, sin permitir ninguno en contra, para así mandarlo de vuelta a casa.

En su segundo combate, Mijaín enfrentó a Amin Mirzazadeh, un peleador iraní de 23 años que ostenta en su palmarés el título de campeón mundial juvenil del 2018. Mirzazadeh salió impetuoso, pero rápidamente el gigante de Herradura lo controló, para terminar el primer tiempo con ventaja de 7-0, y lograr la superioridad al minuto y 26 segundos del segundo periodo, al alcanzar marcador de 8-0.
De esa forma, quedó el escenario listo para que el tricampeón olímpico se enfrentara, en la instancia de semifinales, al turco Riza Kayaal, en lo que para muchos es una final adelantada.
EL COMBATE DEL SIGLO
Se podía sentir la tensión en el ambiente, había llegado el momento de la verdad, del ahora o nunca para el turco Riza Kayaalp que tenía frente a él a Mijaín López, el hombre que siempre le había negado la posibilidad de subir a lo más alto del podio olímpico.
El encontronazo entre los dos gigantes, sedientos de victoria, dio inicio, y desde el mismo segundo inicial el cubano salió a demostrar porque es tricampeón mundial. El criollo fue siempre hacia adelante, como una máquina, y logró alcanzar el primer punto cuando al turco le marcaron pasividad. Con Riza en la posición de cuatro puntos, Mijaín haló fuerte y logró un desbalance que segundos después, tras un reclamo de la esquina del turco, fue anulado.
Llegó el segundo tiempo, con ventaja de tan solo un puto a favor del cubano. Nuevamente Mijaín se mostró inamovible, siempre hacia adelante. Nuevamente el turco recibe una pasividad, Mijaín gana un segundo punto. Kayaalp otra vez en la posición de cuatro puntos. Ahora Mijaín no se desgasta. Vuelven al centro del colchón.
Mijaín sigue firme, tranquilo, defendiendo la ventaja que tiene. El turco se nota cansado. Le decretan ahora pasividad al cubano, solo que, al ser la segunda pasividad del segundo tiempo, no se le marca punto en contra. Mijaín va a la posición de cuatro puntos, el turco busca el desbalance, pero el gigante de Herradura parece sembrado en el colchón, es imposible levantarlo. Regresan al centro del colchón, y ya el marcador no se mueve más.
Mijaín ha vuelto a negarle al turco Riza Kayaalp la corona olímpica. El escenario queda listo para la gran final, esa donde el cubano irá en busca de convertirse en el único luchador del mundo con cuatro coronas olímpicas. El camino está andado, dentro de unas horas, se sabrá el final de esta historia, que ya tuvo un adelanto de lujo.
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