Industriales garantizó esta semana su pase a la postemporada e hizo realidad la palabra empeñada de su cuerpo de dirección encabezado por Guillermo Carmona. Duro fue el camino que tuvieron que transitar los felinos de la capital para llegar a esa mágica tierra donde cada partido es un combate a muerte y se premia al final al equipo que más domina los fundamentos de este maravilloso y enigmático deporte.

Muchos escollos se encontraron en su ruta desde el mismo primer día cuando el juez principal dio la voz de “Play ball” allá en el lejano estadio de los Indios guantanameros y perdieron por lesión a su hombre proa Alberto Calderón. A partir de ahí, la nave azul sería atacada con furia por dioses extraños y poco a poco fueron cayendo varias de sus principales figuras, víctimas de accidentes o enfermedades. Sin embargo, muchas veces con la motivación a la altura de los spikes y bajo fuego cruzado, se aferraron con fuerza al timón y jamás perdieron el rumbo.  

Cuando apareció en el horizonte la tierra prometida y se han calmado los mares tormentosos, después de los abrazos y cuando se apagaron poco a poco las euforias de la fanaticada por la hazaña lograda, una pregunta se impone: ¿Son los playoffs territorio hostil para los Industriales?

La respuesta es sí, aunque es posible que no les guste a muchos fieles. El nuevo sistema de competencia obliga a jugar los cuartos de finales sin ayuda foránea y solo en las semifinales se podrán escoger cuatro refuerzos por equipo. Los capitalinos tendrán que salir con sus propias fuerzas a vencer la primera piedra que aparecerá en el camino y aunque aún no tienen definido su rival para los primeros duelos, la tarea será bien difícil contra cualquiera de ellos.

Cierto es que toda la caballería azul estará de vuelta para entonces, pero teniendo en cuenta las brechas que presenta el conjunto (sobre todo en el área del picheo) y lo robusto que se muestran sobre el campo de juego la mayoría de sus posibles contrarios, el panorama no será para nada favorable.

Los aficionados deben comprender esto. Los Leones tendrán que apelar a su estirpe, sobreponerse otra vez a las dificultades y sacar lo mejor de sí en cada desafío. En la postemporada la maquinaria tiene que engranar perfecta, no hay tiempo para dudas ni vacilaciones, aprendizajes o experimentos.

Que nadie piense que después de lograr este pase épico llegarán ahí a conquistar territorios ondeando la bandera de favoritos y haciendo caer como moscas a sus adversarios. Ellos están mejor equipados, la mayoría presenta credenciales superiores y lo han demostrado a lo largo de la campaña. Aun así, no será la primera vez que con coraje e inteligencia los gigantes caigan derribados por los más pequeños. La historia está llena de estos ejemplos. Nos vemos en la postemporada.

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