Hace unos 15 días atrás los Industriales de la capital ocupaban la décima posición en la tabla de posiciones y tenían instalado un “hospital de campaña” en las afueras de su mítico estadio Latinoamericano con varias de sus principales figuras lesionadas. Las hojas del calendario iban cayendo como pesadas piedras en la cabeza de los aficionados que mostraban su frustración en las redes sociales o en las esquinas de los barrios habaneros, al imaginar a su equipo fuera de la postemporada y a sus ídolos repartidos en otras nóminas con uniformes de otros colores.
Fui a entrevistar a su timonel Guillermo Carmona justo después de una de esas derrotas inexplicables que encienden las pasiones negativas en los fanáticos más acérrimos y me encontré a un hombre tranquilo, palpando y oliendo uno de esos habanos irresistibles que guarda durante las nueve entradas que dura un partido y que prende luego mientras ángeles y demonios se alborotan en su cabeza.
“No tengo la menor duda que vamos a clasificar”, me dijo con aquella naturalidad tremenda sumido en una paz espiritual que chocaba con el caldeado ambiente que se había quedado flotando encima de los graderíos vacíos del estadio. Lo mismo me había ocurrido un año antes cuando fui en busca de las declaraciones de Rey Vicente Anglada mientras sus azules se quemaban en la cruel hoguera de la eliminación. “Tranquilo que nosotros clasificamos”, me dijo mientras yo imaginaba Quijotes arremetiendo contra molinos de vientos.
Sin embargo, Anglada logró el boleto con una seguidilla de victorias de sus huestes y ahora la tropa de Carmona, con seis victorias consecutivas y ocho en sus últimos diez juegos, llegó al partido 60 metida de a lleno en zona de clasificación y se fue a dormir en la sexta plaza del torneo en medio de la algarabía de sus fieles y de esos fanáticos acérrimos que antes le arrojaban piedras como a un Cristo redentor.
Por supuesto el objetivo aún no está cumplido, pero a falta de 15 partidos el panorama es más que alentador. No estarán en esta recta final Frank Camilo Morejón, Yoandry Urgellés y Frank Ernesto Herrera, dados de baja por lesión; pero ya se incorporaron el “Torito” Barcelán, el lanzador Maikel Taylor y el receptor Brayan González, para unirse a la caballería salvadora donde cabalgan ya Bryan Chi, Andrés Hernández y Yandi Molina y lo harán en breve Yosvani Peñalver y Alberto Calderón.
“Estamos contentos porque pudimos subir en la tabla de posiciones pero todavía no hay nada decidido y hay que seguir luchando y trabajando para que salgan bien las cosas y poder lograr nuestros objetivos”, declaró el timonel capitalino al finalizar el partido del jueves contra los Huracanes de Mayabeque.
Lo cierto es que ya nada parece detener a un equipo que ha recuperado la fórmula mágica de las victorias y que ha sabido encontrar entre la hojarasca del tiempo el espíritu guerrero de sus antepasados gloriosos. No soy profeta ni adivino, pero nos vemos en la postemporada.
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