¿Se dice de nada o por nada? Esto aclara la Real Academia Española (RAE) sobre la forma correcta de responder a un gracias. Responder a un gracias es un acto cotidiano en la comunicación diaria, y en español existen diversas formas de hacerlo. La Real Academia Española (RAE) aclaró esta cuestión de forma precisa: la expresión de nada es totalmente correcta y está respaldada por el Diccionario académico.
Entonces, ¿significa esto que por nada es incorrecto? La respuesta es no. Aunque la forma más conocida y extendida es de nada, la RAE reconoce que el uso de una u otra varían según el país y la costumbre local. Por lo tanto, ambas son aceptables, siempre que se utilicen en un contexto adecuado. La fórmula de nada funciona como una manera de minimizar la acción realizada, indicando que lo que se hizo no requiere gratitud. En otras palabras, cuando usted dice de nada, está transmitiendo que lo que hizo fue tan insignificante o natural que no merece un agradecimiento formal.
Por nada, en cambio, cumple el mismo propósito comunicativo. Se trata de una variante que aparece con mayor frecuencia en ciertas regiones de América Latina, especialmente en países como Argentina o México. La elección entre una u otra forma depende, entonces, más de la tradición cultural que de una norma
estricta.
Curiosidades lingüísticas sobre de nada y por nada. Orígenes expresivos: ambas fórmulas buscan transmitir humildad y cortesía. De nada sugiere literalmente no es nada lo que he hecho, mientras que por nada se puede interpretar como lo he hecho sin motivo que merezca agradecimiento. Variaciones históricas: durante siglos, se emplearon otras respuestas a gracias, como no hay de qué o no tiene importancia, que hoy coexisten con estas fórmulas modernas. Preferencias regionales: en España, de nada domina el uso cotidiano, mientras que en países como México, Colombia o Argentina, por nada es común en la conversación informal. Función social: estas expresiones refuerzan normas de cortesía y contribuyen a mantener la armonía en la interacción verbal, mostrando que la lengua es también un instrumento
de convivencia. Flexibilidad del español: la existencia de varias respuestas correctas muestra cómo el idioma permite matices de estilo y registro sin comprometer la corrección lingüística.

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