"La novela Encicloferia. Las manos vacías, es algo más que una novela policíaca, es una bellísima novela de espionaje, con una estructura compleja y un sistema de referencias universales que demuestran la vasta cultura de su autor".

Así calificó el escritor y profesor Francisco López Sacha la obra póstuma, del narrador, poeta y guionista de cine Luis Rogelio Nogueras (1944-1985) , que fue presentada en la jornada de ayer en la sala José Antonio Portuondo, de la Fortaleza de La Cabaña.
Un piloto de Cubana de Aviación pierde la vista momentáneamente y, tras pedir licencia, es enviado a los países nórdicos para una gestión comercial, en tanto es confundido con un súper agente.
Esa es la trama de una novela que, al decir de López Sacha, "reafirma la condición extraordinaria de un gran poeta, un gran narrador, de un intelectual, un hombre de la talla de Luis Rogelio Nogueras".
Aunque la acción transcurre en 1960, el texto fue concebido en la década de los ochenta, y quedó inconcluso por su muerte prematura, aunque" vemos claramente su final, un final que transforma además al protagonista", afirmó López Sacha.
Su viuda, Neyda Izquierdo, resaltó en una emotiva declaración la profesionalidad y paciencia del editor, Rinaldo Acosta, y de los especialistas que digitalizaron el manuscrito.
La Premio Nacional de Edicion 2013 expresó también su agradecimiento a los amigos del escritor y a los directivos del Instituto Cubano del Libro que en las últimas dos décadas han mantenido visible la obra de Wichy "el Rojo".

Así lo bautizó su gran amigo y colega Guillermo Rodríguez Rivera, aludiendo al color de su cabellera, y con el que coescribió en 1976 la novela El cuarto círculo, considerada un clásico de la literatura policial cubana.
Después incursionaría en el género del espionaje con Y si muero mañana ( 1977) y Nosotros, los sobrevivientes (1982), esta última basada en el guion que escribió para el filme cubano Leyenda (1981).

Pero Nogueras ha sido considerado también por la crítica como uno de los mejores poetas de su generación, desde que debutara en 1967 con el cuaderno Cabeza de zanahoria, merecedor del Premio David que concede la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Bienvenido entonces el retorno de Wichy "el Rojo" con su Encicloferia, aunque los que fuimos sus fieles lectores en nuestra adolescencia-juventud estamos seguros de que nunca se fue; él siempre será uno de los sobrevivientes.
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