Este 14 de diciembre Cuba se vuelve jolgorio, un canto eterno a la vida de los trabajadores de la Cultura, personas que desde sus puestos de trabajo se erigen, cual guerreros espartanos, en espada y escudo de la nación.
Hace 70 años, en medio de la calma que precede a las grandes batallas, en ese instante de silencio supremo, donde se suele alentar a las tropas, en la granjita Siboney, un poeta alzó la voz. Las paredes de ese recinto amplificaron en los corazones de la naciente Generación del Centenario, las ansias de libertad, enraizándose en lo más profundo de sus almas.
Raúl Gómez García estaba listo para el combate, como el resto de sus compañeros, sentía el llamado de la Patria. El volcán de pasiones que llevaba por dentro se transformó en ardientes versos. Versos que avivaron aún más las ansias de libertad de quienes, pocas horas después, atacarían los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
La vibrante expresión de: Ya estamos en combate, fue alerta para los presentes, preludio de la brava gesta que llevarían a cabo.
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Por defender la idea de todos los que han muerto.
Para arrojar a los malos del histórico Templo
Por el heroico gesto de Maceo,
Por la dulce memoria de Martí.
No hubiese hecho falta decir más, allí se resumían las ansias libertarias de los cubanos, de esos jóvenes que estaban dispuestos a dar hasta la vida de ser necesario. Pero el poeta, ese que había nacido en La Habana, el 14 de diciembre de 1928, y que nunca llegaría a cumplir los 25 años, tenía mucho más que decir.
La voz resonó potente, recordando que:
En nuestra sangre hierve el hado azaroso
De las generaciones que todo lo brindaron,
En nuestros brazos se alzan los sueños clamorosos
Que vibran en el alma superior del cubano
Ya estamos en combate.......
En nombre de las madres y de los hijos de nuestra tierra heroica
En nombre del honor y del decoro que construyó su historia
Por la estrofa magnífica del himno
"Que morir por la patria es vivir"
Pocas horas después, el poeta, como el resto de sus compañeros, se convertiría en guerrero. La mañana de la Santa Ana, el 26 de julio de 1953, marcó el reinicio de la lucha de los cubanos por su definitiva independencia. Raúl Gómez García, el hombre por cuyas venas corría sangre de mambises, el que se hizo profesor, el poeta, partió en aquella histórica mañana a la toma del Hospital Civil, como apoyo a quienes asaltarían el Moncada, sitio donde, herido, fue detenido. Posteriormente fue torturado, hasta que el 27 de julio, apenas un día después del asalto al Moncada, fue asesinado.
Tal como expresara horas antes de las acciones del Moncada, dió su vida por Cuba, pues:
No importa que en la lucha caigan más héroes dignos
Serán más culpa y fango para el tirano
Cuando se ama a la patria como hermoso símbolo
Si no se tiene armas se pelea con las manos.
Raúl Gómez García, el poeta del centenario, se convirtió en símbolo de entrega y patriotismo de los hombres y mujeres de la cultura, personas que desde su trinchera de trabajo, defienden a diario la Revolución, y que, como él, están dispuestos a cambiar la pluma por la espada, en caso de ser necesario.
Por esas razones, en Cuba, cada 14 de diciembre, día del natalicio de Raúl Gómez García, se festeja el Día del trabajador de la Cultura, fecha que constituye un momento especial para agasajar a quienes, cual fieles espartanos, constituyen espada y escudo de la nación cubana.
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