Cada ser humano llega con una misión al mundo, y por el camino, va encontrando las piezas del rompecabezas para armar su vida. Todo tiene su ritmo y su tiempo. Y se va enriqueciendo con la experiencia de lo visto, aprendido, estudiado, y, por sobre todas las cosas, lo vivido. Así ocurre con el doctor Pavel Reyes.

En este caso, la cirugía plástica le sirvió como un campo de entrenamiento, como una larga pista donde pudo “calentar” los motores para poder volar y empinarse al arte. Ella le regaló los medios, le fertilizó la imaginación, le abrió, anchas, las puertas a un universo escondido, motivó al límite su sensibilidad creadora/humanista, lo sumergió en las profundidades del cuerpo humano –tan desconocido aun hoy para la ciencia-, le enseñó paisajes recónditos.

El doctor Reyes logró encontrar su otro yo, ese que vivía, desde el comienzo en él. Podríamos decir que lleva en sí dos personas: el médico (cirujano) y el artista que respiraba dentro. No por azar eligió la cirugía plástica, que lleva implícita esa dualidad, adjetivo o apellido, que lo distingue. Y como todo tiene su momento, es este, el de mostrar aquella pasión nata, que desde siempre latió dentro. Porque en este tiempo dedicado a la Medicina, con todas sus fuerzas, ambas caminaron juntas, para demostrar, una vez más, que existen vasos comunicantes, entre ciencia y arte, y entre tantas cosas más…

La exposición que abre su vida artística ¿Radiografías?... del alma, inaugurada en Roca Café (Proyecto de Desarrollo Local, ubicado en 5ta. Avenida y 88, Playa), es una muestra fehaciente de la laboriosidad, empeño, vocación y amor de este hombre de ciencia, profesor, jefe de Servicio de Cirugía Plástica del Instituto Nacional de Oncología y Radiología (INOR), quien nos regala un conjunto de 14 piezas (dibujos realizados en tinta), salpicadas de mucho amor (por el arte y por el prójimo). Con ellas, el novel artista, autodidacta, quien en realidad lleva muchos años haciendo arte con el cuerpo humano, en la Medicina, se presenta, en esta otra dimensión, ahora, artística.

Cualquier momento es importante para crear. Foto: Cortesía de la artista

Ante todo y así hay que acercarse a ellas, observar estas obras que transmiten una sinceridad ilimitada, labradas desde adentro, con un incalculable amor hacia el ser humano. De preciosas materias se construyen muchas veces las obras, y en estas pueden advertirse sentimientos palpables y sensibles, y constituyen una suerte de “sobrevivientes” de muchas batallas, de angustias vividas, de inmersiones difíciles en la materia del cuerpo humano. A pesar de alguna imperfección –porque nada en esta vida es perfecto, de lo contrario no seríamos humanos-, unas detalladas y milimétricamente fotografías, o más bien radiografías, de nuestro mundo interno, del alma.

De tanto “bucear” por la profundidades de la anatomía humana, y conocerlas a la perfección, Pavel compara, busca, vive…, en la realidad y en lo interno, y nos trae paisajes reconocibles de ambos mundos: venas, músculos, órganos, pieles, osamentas…, que devienen palmeras, flores, soles, pájaros, y unos ojos que parecen tener vida propia…, tantas cosas como la imaginación nos deje entrever.

Se vale de líneas que se entrecruzan, suerte de filigranas, que a veces se transforman en manchas, figuras retozando sobre la blanca cartulina, que surgen y se esconden en miles de vericuetos, armando esos parajes donde anidan muchos sentimientos.

Foto: Cortesía del artista

Los títulos emergen de las obras para señalarnos caminos: Susurro, Renacer, El vuelo, Introspección, Grito interior, Expansión, Ángel y Diablo, Carpe Dien, Conexión, Restaurando sueños, Vida… Y constituyen palabras que pueden ser símbolos de los dos universos (Medicina/Arte) en el que se mueve el creador, e, incluso, hay hasta guiños a obras y artistas reconocibles de la Historia del Arte universal, porque está amparado de una cultura, que vibra en su quehacer.

Pero, por más que queramos encontrar similitudes, hay algo fundamental en esta obra. El triunfo del bien sobre el mal, la victoria de la vida sobre la muerte, el amor a la humanidad, a la belleza (en todas sus dimensiones posibles). Sin pretensiones, Pavel sigue, de un lado y de otro, de la Medicina al arte, siendo el mismo, sencillo, amable y elegante, como hombre de bien, regalando y restaurando sueños, para VIVIR.

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