Foto: Marian Eugenia Serrano Estepa

La estrechez de los pasillos de un solar de La Habana Vieja de la década de 1940 dejaba poco espacio para los sueños. Por eso, Miriam Socarrás prefería subir a la azotea. Desde allí, volaba con sus zapatillas de punta, imaginando ser Sonia Calero.

De repente, aquella azotea se convirtió en un teatro repleto de público; luego, en unescenario bajo las estrellas, cuando comenzó su trabajo como presentadora de los espectáculos en el cabaret de Tropicana. Después llegó el cine, la radio y la televisión. Miriam inicia cada proyecto con la ilusión de sus primeros pasos sobre las tablas, como ocurrió en 1962, al integrar el elenco del Teatro Musical de La Habana.

"Llegué al mundo del arte por pura casualidad. Hice la obra de teatro Yago tiene filing, de Tomás González, un joven estudiante de Dramaturgia. Casi a punto de estrenar la pieza, la actriz que iba a interpretar el personaje, no pudo hacerlo. Mi amigo Elio Mesa me llamó para proponerme sustituirla. Cuando quieres ser actriz, haces teatro aficionado, te llaman y te dan esa oportunidad, dices que sí.

Mi primera experiencia en un escenario fue en Las Máscaras, una salita pequeña, de 120 lunetas. Allí hice la obra, me vio un profesor de actuación mexicano, y me seleccionó. Así de sencillo. Yo ganaba 180 pesos como mecanógrafa. Desde entonces, comencé a ganar 300, que era mucho dinero en esa época. Mi mamá se reunió con mi tío para ver si era correcto dejar de ser mecanógrafa y ser artista. Él estuvo de acuerdo y me lo permitieron".

-Desde 1981 a 1995 fue presentadora de los espectáculos del cabaret de Tropicana. ¿Qué la motivó a permanecer 14 años trabajando allí?

Eso es algo que ocurre sin uno darse cuenta. Empecé en Tropicana el 13 de mayo de 1981, sustituyendo a Alicia Figueroa, una modelo que se fue a vivir a México. Yo estaba haciendo la comedia musical Pedro Navaja, en el teatro. En ese tiempo, un auto costaba muy barato, me recogía por 12 pesos desde el Teatro Musical hasta Tropicana. Llegaba, dos personas me ayudaban con el vestuario, y me preparaba para despedir el primer show porque no podía presentarlo. Me permitieron eso hasta que terminé la obra. Al finalizar las presentaciones, tuve que elegir. Determiné dejar el teatro y quedarme en Tropicana.

Estaba casada con el padre de mi hijo, éramos felices, y él me apoyó, era una oportunidad que no podía desperdiciar. Esa decisión me cambió la vida. Hacía el primer show, y el segundo. Llegaba a la casa a las tres de la mañana. Tenía un niño, un marido y un gato. Todos requerían atención. Luego me quedé sin marido y sin segundo show. Fue un momento terrible de mi vida, económica y emocionalmente, pero llegó el año 1995 y me fui a España, porque el empresario encargado del viaje dijo: ``La señora mayor de la voz bonita´´. El director no determinó que yo fuera. Siento que fue muy injusto, pero le agradezco al señor empresario que nunca pude conocer.

- Alguna anécdota de las presentaciones en Tropicana.

A veces se me trababa el tacón en un huequito del escenario, siempre en el mismo lugar, no todos los días, pero sucedía con frecuencia, hasta que, en una ocasión, no pude sacarlo. Cuando me ocurre algo así me provoca carcajadas, y empecé a reírme porque estaba caminando coja, con un tacón muy alto y otro no.

Una vez fue a Tropicana Gabriel García Márquez, con un actor que me gustaba mucho. Esa noche quitaron la electricidad y, al entrar ellos, me dijeron: "Corre, Miriam, vino García Márquez, a ver si lo alcanzas en la puerta", pero cuando llegué se habían ido. Luego pusieron la luz e hicimos la función con el ánimo muy bajo.

Sin embargo, conocí a Francis Ford Coppola. Me senté en la mesa con él y su hija Sofia. Como yo no hablo inglés, y en esa época no teníamos cámara, no tengo una foto con ellos. Es bonito porque a Tropicana va todo el mundo. Es un lugar de reencuentros personales.

-También ha trabajado en la radio. ¿Cómo fue su experiencia en ese medio?

En la radio trabajé gratuitamente. Tenía que renunciar a mi jubilación, por eso no actué en ese medio, aunque me hubiera encantado. Hablaba sobre recomendaciones de belleza, en un programa que transmitían los jueves, en Radio Ciudad de La Habana. En esa época, trabajar gratis era normal.

-En el cine, resulta relevante su actuación en filmes como Plaff; Zafiros, locura azul; Amor Vertical; y Reina y Rey. ¿Cómo recuerda esas grabaciones?

Trabajar en el cine me causa mucho placer porque, en todos los momentos, han tratado a los artistas como tal. Siempre he interpretado papeles pequeñitos y me he sentido feliz haciéndolo. El cine me gusta mucho porque no me pone tensa.

Para mí, Reina y Rey fue una película muy importante desde el punto de vista profesional. Con ella obtuve un premio compartido con Consuelito Vidal. Amo a todos los demás filmes. Plaff nunca ha perdido vigencia. Se transmitía por la televisión cada verano y la gente la recuerda. Disfruté mucho grabando la película. El colectivo de actores era muy divertido.

-Fue fotografiada por Alberto Korda…

Sí, fui modelo de la revista de la EXPO 68. Alberto me fotografió para hacer la EXPO de Canadá. Hicimos un rollo de 36 fotos para una película, y esa fue una de las amarguras, de las tantas que he sufrido por filmes para los que me han seleccionado y después sin avisarme le han dado el papel a otra actriz. Yo iba a interpretar un personaje de amante, luego iba a ser la esposa, y tampoco hice ese papel. Solo quedaron las fotos.

-Hemos disfrutado de su actuación en la pantalla chica, en programas y series como Cuando una mujer y Tras la huella. ¿Qué es lo que más disfruta de esas grabaciones?

Como espectadora me encanta Cuando una mujer porque me gustan mucho los cuentos y valoro la capacidad de decir en poco tiempo. Tuve la dicha de trabajar en numerosas ocasiones con la directora. Los papeles que he interpretado en Tras la huella han sido pequeños, pero simpáticos porque después me dicen en la calle que mi personaje es una vieja chismosa, que todo lo sabe y que está pendiente de todo.

-Con el personaje de Carmela, en la telenovela cubana Vuelve a mirar, interpretó su primer papel protagónico. ¿Cómo fue el proceso de realización de este proyecto?

Trabajar con el director Ernesto Fiallo me resulta muy cómodo porque él tiene claro lo que quiere lograr en cada escena. El personaje de Carmela estaba inspirado en alguien que había perdido la memoria, pero conservó su personalidad. El público se da cuenta de todo, yo tengo un tatuaje con el símbolo de la familia. Un día por las redes alguien dijo: "Miren, Carmela está tatuada", y yo le respondí que me embullé con mi nieto.

Yo quiero ponerme un piercing. Todavía no lo he hecho de puro milagro porque me encanta todo lo que hacen los jóvenes. La gente los critica, pero no entiendo por qué si uno en su momento también hizo lo que no era adecuado para los mayores. A mí me encanta la gente joven que se pone areticos y esas cosas, son la generación del siglo XXI.

-Su proyecto más reciente en la televisión es la revista matutina Ruta 10. ¿Cómo llegó a usted esta propuesta?

Como llega todo en la vida de los artistas: de forma inesperada. La directora me llamó para vernos y me hizo la propuesta. Desde ese momento hasta llevarlo a cabo transcurrieron tres meses. En esos días, yo tenía que filmar una película en República Dominicana, me dieron el permiso y al regresar continuamos con el proyecto.

Le agradezco a Dios, a mi madre y a la televisión cubana porque, a estas alturas de mi vida, ha llegado el trabajo y el reconocimiento del público que, para mí, es el mejor premio. Los cubanos somos muy extrovertidos, y me dicen tantas cosas bonitas por la calle que me emociono. A veces detienen un carro para hablar conmigo, me gritan: "¡Ruta 10, adiós!", o "Yo quiero que me entrevisten en el programa". Siento mucho placer por este momento tan peculiar que estoy viviendo, lo que lamento es que mi madre no lo esté disfrutando.

-¿Qué le brinda la conducción de programas que no le ofrece la actuación?

La comunicación. Me da mucho gusto que las personas por la calle me reconocen por la voz.

-¿Cuáles son sus nuevos proyectos?

Estoy muy contenta porque voy a interpretar a un personaje pequeño, que me encanta y tiene puntos de contacto conmigo. Es una abuela, y yo presumo de serlo. Saldrá en una telenovela que se llamará Renacer. Ya tengo el guion. Comenzaré a grabar en julio de 2023.

-Ahora le diré unas palabras. Respóndame con una frase qué significa cada una para usted:

Teatro: Mi formación.
Radio: Anhelo hacerlo.
Cine: Mi pasión.
Televisión: La popularidad.
Tropicana: Fue mi vida.
Ruta 10: Mi renacer.
Familia: La columna vertebral.
Amigos: Otra columna vertebral.
Público: La sinceridad de los cubanos es lo mejor.
Cuba: Mi vida.

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