Una experiencia memorable se vivió en los talleres de literatura presenciales del Programa Transcultura, implementado por la UNESCO y financiado por la Unión Europea. Los cursos se impartieron en Cairostudio, espacio del artista Carlos T. Cairo, en las fechas del 24 de abril al 5 de mayo, y tendrán su cierre práctico durante estos meses en los que los participantes completen su tarea de graduación.

Un libro es un show, es el título que se le otorgó a este gran viaje literario, dirigido a jóvenes entre 18 y 35 años, de Cuba y las naciones del Caribe, los que recibieron clases de Escritura creativa y Edición y Publicación. Hay que destacar que esta acción concreta, para y por la literatura novel, también recibió el apoyo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) de la Embajada de Suiza en Cuba, como parte de su programa del Fondo de Arte Joven (FAJ). Por su parte, Claudia Acevedo, editora de Aurelia Ediciones –sello que edita y distribuye los libros de Padura en Cuba- fue la encargada de coordinar la iniciativa que forma parte del conjunto de actividades del Espacio Cultural “Ven-tú”, que ella fundara junto a Padura y el fotógrafo Torres Cairo.
Durante dos semanas Un libro es un show, acogió a 24 estudiantes, en su mayoría cubanos, 3 de ellos dominicanos y 1 de Belice. Las conferencias impartidas en ambos talleres estuvieron a cargo del escritor Leonardo Padura, el cual ofreció importantes consejos sobre cómo escribir una novela, y sobresalientes profesores como Rafael Grillo para la temática del periodismo narrativo; Arturo Arango se refirió al guion audiovisual; Gustavo Arcos para hablar de cine y literatura; Rolando Ávalos y Alex Díaz para improvisación poética; Darsi Fernández habló sobre Derecho de autor; Arnulfo Espinosa, Pepe Menéndez y Yasser Fonseca, ofrecieron sus conocimientos sobre tipografía, diseño editorial y la ilustración en el diseño gráfico, respectivamente; además como cierre, Carlos Torres Cairo dio un recorrido por el proceso final en la imprenta.
El programa también incluyó el lanzamiento del título Personas decentes, último libro de Leonardo Padura, editado por Aurelia ediciones, y otras actividades posteriores al curso, de las cuales Tribuna de La Habana estará muy al tanto.

En esta experiencia, que los estudiantes describieron como maravillosa, el equipo de coordinación, en busca del intercambio de conocimientos y retroalimentación cultural, también invitó como profesor recurrente, al abogado, editor, traductor y escritor argentino Martín Bertone (Buenos Aires, 1978), el cual impartió clases sobre cuestiones editoriales y escritura creativa, y presentó además en el espacio, y por primera vez en la isla, su más reciente libro, Efímera.
Una muy grata experiencia significó para Martín Bertone su visita a la capital cubana, y sobre ella y la profesión que lo trajo a este viaje literario, conversó para Tribuna de La Habana.
-¿Cuál es su formación y a qué se dedica hoy como profesional?
-Soy abogado y traductor público de francés. Después hice una maestría en Derecho Internacional y, más acá en el tiempo, un Curso Superior en Defensa Nacional. Hoy me dedico a la edición, la traducción y la docencia.
-¿En qué editorial trabaja actualmente y cuántos años lleva allí?
-Dirijo UNDEF Libros, la editorial de la Universidad de la Defensa Nacional, desde 2017, año en que se creó. Ya publicamos 30 libros y esperamos concluir 10 más antes de que termine 2023. Publicamos títulos vinculados con la defensa en sentido amplio (derecho aeronáutico y marítimo, género, historia antártica, homenaje a generales de nuestra independencia, entre otros) y una revista científica, que se encuentra en proceso de indexación. Esperamos tener publicados nuestros primeros libros infantiles para octubre de este año.
-¿Qué le motivó a comenzar a enseñar?
-En realidad, fue una cuestión de mercado: estaba recién recibido de traductor, todavía no había terminado la carrera de Derecho y necesitaba trabajar. Mi título de traductor me habilitaba a enseñar, aunque en la carrera no tuve materias pedagógicas. Ya había dado clases de apoyo de francés mientras terminaba el Traductorado, pero nunca me había parado frente a un aula o grupo de estudiantes. Mis comienzos como docente fueron torpes, pero aprendí bastante rápido. Las clases de idiomas tienen que ser dinámicas, y ese dinamismo es mi zona de confort. Lo utilicé después en toda mi experiencia docente posterior (fui profesor de español para extranjeros, de derecho; actualmente enseño escritura creativa).
-¿Cómo llega a “Un libro es un show”? ¿Cuál ha sido su relación con Aurelia Ediciones?
-Llegué a “Un libro es un show” convocado por Claudia Acevedo, editora en Aurelia. A Claudia la conocí en la Feria del Libro de Guadalajara en 2013. Volvimos a coincidir allá en 2017. Desde ese momento, estamos en contacto. Colaboré con Aurelia Ediciones en dos oportunidades: una, elaborando contratos de edición y otra como corrector de un libro de Leonardo Padura y Carlos Torres Cairo.
-¿Cómo describe esta experiencia?
-La experiencia fue enriquecedora por donde se la mire. Aprendí de ellos en cada clase, desde giros idiomáticos hasta lógicas de trabajo y nombres de artistas locales. Además, muchos vienen de profesiones distintas de la mía: periodistas, críticos, poetas, cantantes, actores, lo cual siempre es fructífero.
-¿Cuán diferentes son los estudiantes argentinos de los cubanos?
-Sería imprudente generalizar. Puedo decir que los cubanos con los que me tocó interactuar hablan muy distinto de nosotros y fueron muy atentos y participativos. También hablan más lento.

-¿Cómo usted cree que le describirían sus alumnos?
-Seguramente dirían que hablo rápido, que muevo mucho las manos y que tengo un acento muy diferente, que les causa gracia. También que no soy solemne, aunque probablemente usen algún adjetivo menos solemne.
-¿Qué fue lo que más le sorprendió de Cuba de manera general?
-No diría que me sorprendí, porque ya estuve en la isla en 2010. En esa ocasión, en La Habana, Cayo Coco, Varadero y Trinidad. Fue más bien confirmar que me siento muy cómodo entre cubanos, que me parecen gente afectuosa y culta. En mi visita de 2023 hice amigos. Y eso no me sorprende, por su evidente calidez.
-¿Siente que le faltó algo en su visita?
-Sí. Me hubiera gustado interactuar más con mis alumnos, colegas y con el equipo de Aurelia fuera del aula. Me gusta mucho ver a las personas en su “hábitat natural”. Hubiera sido hermoso poder quedarme hasta el cierre del taller, pero mis actividades en Buenos Aires no me lo permitieron. También me hubiera gustado ir a ver algún concierto de jazz (preferentemente afrocubano), ir a la librería de Casa de las Américas, visitar el Museo Napoleónico de La Habana y alguna playa cercana a la ciudad.
-Sobre su trabajo como editor, traductor, escritor, abogado, ¿qué aporte le ha traído sus conocimientos de leyes a lo que se desempeña hoy?
-Mi conocimiento del derecho me sirvió para redactar contratos de edición y de traducción. También es muy útil al momento de armar y gestionar los expedientes necesarios para llevar adelante mis tareas. Por ejemplo, como no tenemos imprenta propia, la editorial universitaria que dirijo tiene que hacer una licitación pública cada año para poder imprimir los libros previstos en el plan de publicaciones. Eso implica interactuar con las áreas comercial y administrativa mediante notas, impugnar alguna cuestión que se salga de lo estipulado con los oferentes. Yo lo llamo “derecho administrativo light”. Debo reconocer que ser abogado siempre sirve.
-Sobre vocación de escritor. ¿Cuántos libros ha publicado y cómo llegó a esa experiencia?
-Tengo tres libros publicados: Bajo cielo (poemas, 2005), El revés de la luz (novela, 2011) y Efímera (relato, 2021). Empecé escribiendo cuentos y poemas en la secundaria. Esa inclinación me llevó a colaborar con Le Puchero, una revista literaria bilingüe (francés-español) que editaba mi profesor de filosofía, Monsieur Colle. Años más tarde, algunos de los poemas que publiqué en esa revista terminaron -con algunas correcciones- en Bajo cielo. Mi primer libro fue producto de un concurso nacional organizado por la editorial De los Cuatro Vientos, cuyo premio era la publicación y distribución de 500 ejemplares de un libro. Mis poemas fueron finalistas y, pagando una suma razonable, formé parte de una antología poco cuidada. No conforme con eso, financié la publicación del libro en esa editorial. Dos años más tarde, gané un premio de poesía en París, donde viví tres años, con un poema -traducido por mí- de ese libro. El monto del premio, al tipo de cambio de ese momento, era exactamente lo que me costó la publicación de Bajo cielo, en Buenos Aires. Lo veo como un caso de justicia poética. A su vez, gracias a este libro, conocí a un poeta canadiense-pakistaní, uno de mis grandes amigos allá, en quien me basé para crear a Faro, uno de los personajes principales de El revés de la luz y protagoniza Efímera.
-¿Cómo se define: editor, traductor, escritor, abogado?
-En realidad, soy todo eso. Pero no me siento abogado. Un amigo de mi padre, abogado, con el que trabajé hace unos años, le dijo a mi padre que mi paso por la Facultad de Derecho había sido “un accidente académico”. En cierta forma tiene razón. Sí me siento editor, oficio para el que me fui capacitando desde que me pusieron al frente de UNDEF Libros, pero no estudié Edición. Creo que, en eso, la edición se parece al periodismo. Si uno tiene voluntad y herramientas puede dedicarse cómodamente a eso.
-Un día normal para Martín Bertone…
-Trabajo en una oficina de lunes a viernes, de 10 a 17 hs. Desde que salimos de la pandemia volví a la modalidad presencial. Sin embargo, mi equipo (dos correctoras, una diseñadora, una responsable comercial y un responsable administrativo) hace trabajo remoto la mitad de los días. Así que un día normal puede ser con todo el equipo o solo con algunos. En la práctica, soy como un director de orquesta: distribuyo tareas, corrijo textos, redacto gacetillas de prensa, convocatorias o prólogos, calmo la ansiedad de autores y compiladores, me reúno con responsables de bibliotecas, me comunico con la imprenta que hace nuestros libros… Fuera de ese horario, depende. Los lunes doy un taller de escritura creativa y los miércoles salgo en la radio: soy columnista de libros en un programa deportivo.
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