La serie televisiva Primer grado llega a un polémico nivel: la proyección de la imagen de la mujer en los medios, pero esta vez con una no convincente "apuesta" de pulseo físico para mostrar la fortaleza del llamado sexo débil, en la representación de una atleta del equipo preselección nacional de pesas.

La escena, forzada, no logra la complicidad del televidente (al menos en mi posición de espectador crítico) en los primeros minutos de puesta, en el cual primó el recurso de una interpretación casi devenida en gag o deja vu, de un personaje similar ya visto, valga la redundancia, en una de las últimas telenovelas cubanas.
Un eslabón fallido mientras la serie completa su cuarto círculo.

Sin embargo, luego de largos minutos de introducción de la subtrama-nueva-historia, regresa la armonía a través de la lógica en el hilo conductor que lleva a un diálogo paralelo entre dos secuencias diferentes que, magistralmente, sella la ruptura, del eslabón partido, y nos sostiene frente al televisor.

Un oasis de un minuto calzado en estelares interpretaciones, apoyadas en el guion de Rudy Mora y Eduardo Emil.

El robo como medio de un fin para justificar un hecho delictivo acusa hasta dónde pueden desvirtuarse los valores de quienes resultan víctimas y victimarios, en este caso la joven de la preselección de pesas que participa en el polémico reality show.

La destrucción de una vida, cada vez, cae sobre la conciencia de quien acecha desde una identidad distorsionada con efectos de encubrimiento para evitar sea reconocida.

Expuse en el artículo anterior que haría referencia , en su momento, no obstante, el desenlace resultó de impacto si tenemos en cuenta la convincente actuación del profesor y la atleta (Anabel) que abre una disyuntiva ante la expulsión de una valiosa atleta en formación, por demás líder de una cuarteta o equipo que desconoce las causas de su retirada imprevista.

Tal enigma crea un suspenso que nos convoca al Quinto círculo de un Primer grado que madura en cada puesta.

Ver además:

Primer grado, llega en su tercera puesta. Con un Desconocido