El Arte es una rara-mágica ecuación que transforma todo lo que existe, dándole nueva vida en otra dimensión-realidad. Un universo extraño, paralelo, que vive dentro de cada creador: ese ser extraordinario que -armado de su talento e ingenio, con aguda mirada-, puede (incluso) extraer de la irrealidad; o mejor dicho, hasta del propio Arte, la materia prima para seguir regalando maravillas al mundo. Y si en esta cruzada se multiplica la ecuación por dos, cuatro manos ingeniosas y fértiles, de sendos artistas, quienes desde hace muchos años emprendieron juntos este camino formando un binomio singular, puede resultar mayor el “milagro” de la creación.

Nelso García Zaila y Blas Mora Fernández, BlasNel, firman estas piezas que hoy nos observan y hacen guiños de complicidad con nosotros, los espectadores, como parte de la exposición: Meninas… desde la otra orilla, que fue exhibida en una sala de la embajada de España recientemente.
Se trata de un conjunto de obras o apropiaciones que evocan y distinguen a Diego Velázquez (Sevilla, 1599-Madrid, 1660), el artista barroco español y uno de los grandes de las artes plásticas hispanas, maestro de la pintura universal, quien fuera bautizado por otro grande de la plástica Edouard Manet, como “el pintor de los pintores”.
Todo comenzó, según relataron Blas y Nelso, luego de una visita al Museo del Prado, en Madrid. Sin darse cuenta, salieron acompañados y de la mano de unos “personajes” célebres que vivían en la obra homónima Las Meninas. Desde entonces, hace muchos años, ellas los acompañan y regresan en el tiempo, como olas creativas que vienen y van, en su quehacer artístico.
Desde entonces, Las Meninas han sido para ellos un campo fértil, donde la imaginación campea a sus anchas, y en las que Nelso y Blas despliegan un arsenal de elementos –físicos y conceptuales- para decir desde el Arte. Más que con variados ropajes, podría decirse que las han vestido de tiempo y mucho Arte.
Al principio, después de realizar el largo viaje, a través del Atlántico, se fundieron, en una doble nacionalidad, porque ellos le dieron un toque indiscutible de cubanía y nos mostraron que estás eran mestizas y por qué no… caribeñas, como esa gran mezcla que somos y definida por Nicolás Guillén como “color cubano”. Porque como ellos mismos dicen, con alegría y jocosidad –igual que crean-, son hijas de reyes (en Europa); pero de dioses africanos, en esta región de lo real y maravilloso.

Disímiles etapas, han matizado sus Meninas. Investigando, experimentando y sumando técnicas e ideas aparecen “retratadas” en pinturas y dibujos, o esculpidas, con esas manos creativas que no distinguen fronteras, sobre papier maché, donde les incorporan textiles, crochet, tejidos variados, encajes, perlas, a veces con color y otras desde el blanco antiguo, que funden con un poco de betún Judea para sacarles valores de altos y bajos relieves que le entregan un toque de distinción a esas obras.
Se ha sumado a las pieles, el bronce, con la técnica de la cera perdida, para seguir dándole rienda suelta a sus instintos creativos en nuevas dimensiones. En esta muestra Meninas, desde la otra orilla, BlasNel recogieron frutos, con experiencias y nuevas ideas para hacer vivir otro tiempo. Están rejuvenecidas y han adquirido un toque de distinción. Algunas de estas piezas, incluso, suman nuevos códigos: los collages de papel emergen como tocados por cierto aire con elementos del Pop, que se hace más visibles en las láminas, donde suman mapas de España y Cuba.
Aparecen en la pintura, siendo protagonista el color; las esculturas de pared (técnicas mixtas sobre papier maché) y se distinguen por la sobria elegancia del conjunto, cual relieves antiguos que respiran desde el barroco, mientras que las esculturas, propiamente dichas, de papier maché hablan de contemporaneidad.
Son minimalistas, y en ellas resalta un grito de color, en lazos y chaquetas, que las acercan en el tiempo. Pero, indudablemente, ellos las han transformado aquí en una suerte de Divertimentos. Hay arte, pero también nuevos conceptos, dados por un aire lúdico, donde juegan con la época actual, muy lejana en la obra original del siglo XVII.
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