Esta institución ha sido un modelo para el arte cubano por su amplia trayectoria exhibiendo y posicionando lo más nuevo y significativo de las artes visuales contemporáneas.

Entre su labor ha estado seguir de cerca el trayecto de Antonia Eiriz, exponente fundamental del expresionismo en Cuba y con un vínculo memorable, desde sus inicios, con esta institución. Incluso, la exposición Reencuentro, que tuvo ocasión durante los meses de enero y febrero de 1991 en las salas de
Galiano, se destacó como uno de los significativos momentos de regreso de la artista al ambiente
expositivo y por supuesto, todo un acontecimiento cultural en su momento.

Esta exhibición propone una selección de obras para el rencuentro con el expresionismo grotesco, la nueva figuración y la abstracción como medios de expresión de una inmensa Eiriz que no deja de ser inquietante y disfrutable.

Algunos de sus dibujos ya conocidos como Figura con brazos y Víctimas de la tiranía recuerdan que fue una de las voces más honestas de su contexto. Seres aparentemente atormentados que viven en
entornos oscuros, a veces indefinidos, rasgos del dolor desgarrador es el universo que de carácter firme y fuerte refleja la artista para que el espectador se encuentre con una trama poco complaciente, como debe ser el buen arte.

Sus cuadros son una hemorragia de sentimientos tan enérgicos que toca las sensibilidades
más profundas, y su manera de contar revela a una Eiriz con audacia y perfección, que sabe cómo decir en el lienzo con cada brochazo y cada trazo. Queda así demostrada que no será nunca suficiente el estudio de la producción, experiencia estética y recursos expresivos de esta artista. Su ingenio creador es admirable.

Con la colaboración del Museo Nacional de Bellas Artes, galería Galiano, Collage Habana, el Fondo Cubano de Bienes Culturales y el Ministerio de Cultura, quedó inaugurada esta formidable exhibición, que sus curadoras Teresa Toranzo, Sandra Herrera y Patricia Santos Hernández permitirán que disfrutemos hasta el 31 de agosto.

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