“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Solo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”.
(Jorge Luis Borges)
Es una fiesta para el alma leer. Los libros son los mejores amigos, ellos nos llevan de la mano a recorrer, el mundo, conocer historias, leyendas, amores, a reflexionar y son la mayor riqueza para el espíritu.

Pobre de aquel que no lee, se está perdiendo en el abismo del desconocimiento. Desde tempranas edades debemos saber atrapar a nuestros hijos entre esas letras que le harán el mundo inmenso.
Cultivar ese hábito significa no estar solo jamás; si tienes un buen libro puedes decir que posees un tesoro preciado y valorado.
En los últimos tiempos se lee bastante de manera virtual, en ocasiones porque las nuevas generaciones se han habituado a andar con laptop, tablet, o celular en mano, y en otras, porque no encontramos los libros deseados por problemas económicos.
Pero créanme no hay como ese olor inconfundible que emanan los libros, ese pasar de hoja en hoja es como un sortilegio que, cuando nos engancha, no renunciaremos a él jamás.
Pocas cosas provocan mayor deleite que acostarse con ese libro ansiado y recorrerlo, envueltos en sus viajes, aventuras, amores difíciles o ficciones de otros mundos paralelos.
Sea cual sea el género preferido, siempre tendrá una enseñanza, algo cautivador para engrandecer el espíritu y llevarnos en vuelo único a pasear por regiones, hechos, historias inolvidables.
Thomas De Kempis afirmó: “He buscado el sosiego en todas partes, y solo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en las manos". Y estuvo cierto, en los tiempos de tecnología, se debe proteger el deseo por ese valioso amigo que es el libro.
Por todo eso, en este día merece el libro cubano el mayor de los homenajes, él nos ha llevado por los recovecos de la existencia humana y siempre ha permanecido ahí, esperando por nosotros, para ser faro y guía, hacer la magia de que vivamos diferentes vidas, diversas épocas, múltiples acontecimientos.

Hay un proverbio hindú que afirma: “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”.
No renunciemos jamás a la maravilla de esas páginas, ellas nos dan vidas múltiples y en cada palabra nos ofrecen alguna enseñanza. Para ser dueños de la luz no podrá faltar esa costumbre maravillosa de un libro-amigo.
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