Dicen que las almas sabias cuando se encuentran en el camino ayudan a construir el futuro de la humanidad. Así Fidel influyó en el quehacer de la eterna gran artista llamada Alicia Alonso. Esto lo ratifica el testimonio de Miguel Cabrera, historiador del Ballet Nacional de Cuba, quien además fuera
discípulo y amigo de la prima ballerina assoluta, en referencia a la estrecha relación sostenida por estas personalidades de escala mundial.
“El contacto entre Fidel y Alicia comenzó antes del triunfo de la Revolución. Un reconocido hombre de la Ciencia, Julio Martínez Páez –quien había sido presidente del Patronato Alicia Alonso Pro Ballet en Cuba y conoció los desmanes de Batista en el año 56 quitándole la ayuda del Estado– luego, en su cargo de comandante en la Columna número 1 de Fidel, le comentó en la Sierra Maestra los problemas del ballet y la necesidad de reorganizarlo.
“Después del 1ro. de enero de 1959, al terminar con la dispersión que había entre los miembros del Ballet, se organizó una función dedicada al Ejército Rebelde en el entonces Teatro Blanquita, ahora Karl Marx. Fidel no pudo asistir a la primera gala, pero mostró su interés por lo cual se realizó otra, el 15 de febrero, donde se establecieron aquellos lazos. Estoy seguro que fue la primera vez que se encontraron. Durante ese mismo año, en los meses de julio y agosto, comenzó la estructuración de la institución al frente de la cual viajó como embajadora del Gobierno revolucionario en una gira por Latinoamérica.
“Fidel y la Revolución no solo le dieron al Ballet el apoyo económico que necesitaba para convertirse en el símbolo de grandeza mundial que es hoy, también trabajó por devolver la dignidad y posición necesaria que el arte y la cultura ocupan como prioridad del país. No podríamos asegurar quién influyó más en el pensamiento y accionar del otro.
“Alicia y Fidel, sobre todas las cosas, compartieron ese inmenso amor por Cuba y la necesidad de colocar el nombre de nuestra Isla bien alto en la historia del mundo. Siempre fue recíproca la admiración de él hacia ella y viceversa. Hay disímiles anécdotas muy bonitas. Recuerdo que después de una gira intensa Fidel invitó a Alicia junto al Ballet a la inauguración del Centro Turístico Guamá.
“Fíjate la visión de futuro que él tenía sobre la necesidad de que los artistas conocieran la naturaleza, las bellezas naturales de su país para así tener bases a la hora de ser embajadores de la Isla por el mundo. Siempre estuvo junto a Alicia en los momentos más importantes del Ballet Nacional de Cuba, apoyando cada paso de éxito; hoy es un referente de fuerza y mérito para las nuevas generaciones que se forman en nuestra escuela.
“Fidel sabía de sobra la importancia de Alicia en la construcción de la Revolución cubana desde el alma de la misma, fortaleciendo una cultura que luego escudaría al país de la ignorancia, la mediocridad y la globalización del pensamiento. Fidel siempre fue muy severo a la hora de conjugar en un artista la calidad y el amor a la nación que debían ser directamente proporcionales como ella demostró.
“Sabía que cuando él aún era un estudiante universitario, ya Alicia era considerada la mejor bailarina en Estados Unidos y eso nunca disminuyó su necesidad por volver y hacer de Cuba un país inmenso (en el arte danzario) desde aquí: para Fidel eso fue una enseñanza de humildad y de cómo una gran personalidad de la cultura profesa su amor a la Patria. Pude observar cómo para ella en cada momento de triunfo o de peligro estaba, a veces sin necesidad de decir una palabra se percibía en su actitud inquisitiva la frase: “Fidel, dinos qué tenemos que hacer”.
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