Sin duda la teleaudiencia nacional ha regresado su mirada hacia un espacio en peligro de extinción. Hay algunos dudosos, otros incrédulos y pesimistas y también están quienes tratan de apreciar lo nuevo e interesante que pudiera pasar.
Siendo totalmente sincero, cuando leí o escuché sobre la “temática” que aborda Vuelve a mirar, me pareció ambiguo y poco profundo decir que dialogaría sobre la tercera edad; como si pudiéramos hablar aisladamente de la niñez, la adolescencia o cualquier etapa de la vida humana.
Hoy logro entender qué busca esta nueva propuesta: hurgar en conflictos y situaciones cotidianas de nuestra sociedad poniendo como contexto particular la ancianidad; porque no importa la edad sino el espíritu de vida que seamos capaces de imponer a nuestro accionar, una de las enseñanzas más interesantes de la novela, a mi criterio.
Hasta el momento Vuelve a mirar acude a recursos antes explorados con menor acierto dentro del melodrama en nuestra Isla. Dibuja conflictos de forma tal que encuentren solución desde una lógica lúdica, siempre mostrando la moraleja social a circunstancias problemáticas como la pérdida, la corrupción, la insensibilidad dentro de algunos espacios laborales, la prostitución...
Y para todo esto y lo que está por llegar, se sobreponen los tabúes sobre la edad y las fronteras mentales.

Hasta el momento podemos apreciar una admirable dirección de actores a cargo de Julio Cesar Ramírez para el guion de Amílcar Salatti y Joel Infante sobre el argumento original de Pavel Alejandro Barrios Sosa. Aunque a mi criterio muchas de las líneas argumentales aún no enganchan en la totalidad de sus posibilidades sí se salva por las interpretaciones prometedoras de actores consagrados, otros con experiencia y popularidad y algunas nuevas estrellas que comienzan a pulir su brillo. Este elenco además nos devuelve el placer de reencontrar en la pequeña pantalla a Paula Alí, Nieves Riovalles, Miriam Socarrás, Manuel Porto, Rubén Breña y Héctor Echemendía, por solo mencionar algunos.
Bajo la dirección de Ernesto Fiallo, Vuelve a mirar ya desenlaza comentarios y desencuentros a través de las redes sociales, la nueva esquina o portal del cubano contemporáneo, donde llegamos a disertar nuestra sabiduría popular sobre ingeniería, arte, medicina, política, la vida y más.
Por ahora nos deleitamos en la exquisita banda sonora a manos de Raúl Paz, un acierto innegable, mientras la madeja se revela ante la mirada intrépida de quienes no sucumban a propuestas alternativas como el paquete semanal.
Otras informaciones:
Cuando la bola pica cerca muchos brincan, muchos se ven retratados y eso no gusta.
A mi me gusta, seguro a la juventud no le va a gustar en primer lugar porque trata temas de las personas de la 3ra y 4ta edad, ellos no ven la TV su mayoría, pero a mi mamá le gusta mucho
El elenco de la novela es bueno y trata la cotidianidad en Cuba. Fundamentalmente se enfoca en las relaciones generacionales, en primer lugar en el trato hacia la tercera edad. Esto llevado a los hogares a través de un medio como la TV permite que muchos se vean reflejados, y reflexionen en consecuencia, lo cual es muy positivo para el desarrollo de nuestra sociedad.
Cuando finaliza el día a día (el nuestro laborioso y complicado) se necesita el indispensable entretenimiento, agradable con una buena dosis de banalidad inteligente. Esta propuesta no "engancha" desde la imagen hasta los diálogos, los últimos años nos han acercado a series, novelas y otros, en especial multivision y educativo de muy buena factura que ya hoy son una excelente competencia a cubavision que paulatinamente con una programación rutinaria y sin evolución ha ido disminuyendo el favoritismo por lo que cambiamos el canal o apagamos el tv que es una de sus principales virtudes: apagar cuando algo no te gusta. Soy amante de la tv cubana que la considero excelente, sólo hay que aprender a moverse dentro de ella.
Totalmente extemporáneo. La novela debe servir de entretenimiento, no de angustia. Este pueblo no necesita reflexionar sobre los problemas de los ancianos, en la calle hay casos mucho peores. No es de extrañar que a la gente no le guste. No acaban de entender que cosa es una telenovela, a pesar de que tienen el ejemplo de un producto exportable para Brasil, alternando con la cubana.