Como expresó recientemente nuestro presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en su cuenta oficial de twitter, Korda, el artista detrás del lente que captó estás imágenes (fotografías tomadas por Korda al Líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro; al General de Ejército Raúl Castro, y al Comandante Ernesto Che Guevara), murió un día como hoy hace 20 años, en París. Su obra, cubanísimo testimonio de la Revolución, previve con la poderosa fuerza de lo eterno.
El 25 de mayo de 2001, en París, Francia partía hacia la eternidad Alberto Díaz Gutiérrez, más conocido por Korda. Catalogado, como fue, un grande del lente, alguien como pocos, fotógrafo con buena estrella, como se expresara, que supo atrapar el movimiento gigantesco de una Revolución, su pueblo, hombres, mujeres y líderes.
Su imagen emblemática del Che ha sido considerada entre las fotos más famosas del siglo XX, y entre las 100 más reproducidas, ilustrada en la Revista TIME de Estados Unidos, dejó de ser una instantánea para convertirse en el símbolo de toda una época.

Alberto Fernando Díaz Gutiérrez, Korda, nace en la barriada del Cerro, La Habana, el 14 de septiembre de 1928. Fue pionero en la fotografía de modas y con el triunfo de la Revolución se incorpora a su efervescencia, ayudando como cronista gráfico a construir la visualidad de la Revolución cubana.
Acompañó a Fidel Castro, líder indiscutible de nuestro proceso, en numerosos viajes y actividades, entre ellos, su primer viaje al exterior, a Caracas, Venezuela, en enero de 1959, junto a Raúl Corrales, Osvaldo Salas y Roberto Salas.
Hombre de una sensibilidad infinita, un cazador de imágenes, que dejó la publicidad para reflejar la angustia de la Cuba seudorepublicana y luego la actividad de una naciente Revolución. Con su amiga inseparable, la cámara, este cubano captó momentos trascendentales de la historia de nuestro pueblo y su gente.
Su amigo y compañero de oficio, Roberto Salas comparte amablemente con Tribuna de La Habana, algunas de sus vivencias con él.
-¿Cómo lo conociste y qué recuerdas de Korda?
-Tuve el privilegio de conocerlo y compartir momentos significativos en el periódico Revolución, en el 59, él con 31 y yo con 18 años. Sin proponérnoslo se cambió el concepto de la fotografía de prensa en Cuba, difundiéndose a toda página, trabajando insaciablemente para no dejar escapar ese torrencial de hechos que acontecían.
Cómo no recordar a alguien tan especial, que puso muy en alto, en un punto de la geografía mundial a Cuba, con su icónica imagen, inmortalizando al líder indiscutible de las luchas mundiales, símbolo de la resistencia y el decoro: al Che.
Lo recuerdo tal y como era, sincero, jovial, desprejuiciado. Evocándolo siempre que hablamos de la fotografía, un referente indiscutible, maestro de generaciones, agregó.
-¿A los fotógrafos cómo los definía Korda?
-Lo expresó de forma muy breve pero profunda: Solo se ve con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos. Así definía él como debían ser los fotógrafos. Nos refiere Salas, primero con el corazón y después con el obturador.
A una pregunta que se le hiciera Korda, ¿cuál era su satisfacción como fotógrafo? dijo: “Dejar algo en mi paso por la vida que me sobrevivirá en generaciones futuras. Lo principal es estar en paz con uno mismo, en el momento en que la vida puede detenerse de un golpe”. Así lo hizo dejando una huella imborrable en la historia gráfica de Cuba.
Salas nos cuenta que a su sepelio, cinco días después de su muerte, asistió nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro.
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