Diversa y amplia es la polémica que, sobre las nuevas propuestas humorísticas de nuestra pantalla chica, se han planteado.
Aunque positivo, sobre todo cuando los creadores están dispuestos a ser receptivos y continuar explorando porque la verdad absoluta no la tiene nadie, quizá es hora de buscar consensos en dicha conversación.
Partimos del hecho de que por mucho tiempo nuestro país fue símbolo y pionero en la producción audiovisual, tanto para la televisión como para el cine.
Desde hace algunos años, entre las conocidas carencias y la extensa lista de justificaciones, la verdad es que tenemos una deuda de calidad que cumplir con nuestros públicos. Por otro lado, existen ejemplos positivos como Vivir del cuento, quizá el más interesante.
Una premisa sencilla, pero sin caer en la simpleza, personajes de caracterizaciones teatrales con historias absurdamente cotidianas y la divina pretensión no de burlarse, sí de reír con las populares circunstancias.
Nadie espera que se reproduzca en cantidades la funcional fórmula; ni hablar, aunque pudiéramos buscar otras, si no nuevas, propias, originales, apartadas del chiste de cantina y el choteo banal.
Nuestra televisión necesita, no solo en el humor o la comedia, aplicar estéticas desdramatizadas, poner a personas reales con historias verosímiles, para de ahí dejar volar la imaginación y ficcionar.
Es una necesidad de nuestro tiempo vernos reflejados con pericia y carisma, sacar lo extraordinario de esa cotidianidad que por años desdibujó el modelo hegemónico, el sistema de estrellas y la extraficción heredada de Hollywood, que caducó en los años 80.
Los últimos meses, en general el pasado año, sirvieron de prueba para quienes continuaron creando desde la distancia. Artistas y creadores en su mayoría buscaron vías y estrategias para llegar con su luz a sus seguidores y pueblo en general.
Aprendimos, consumimos y pasamos por el stand up comedy, el falso documental, YouTube, las historias de Facebook e Instagram, el posdrama..., sobran pistas para enderezar el camino.
Cada vez los públicos se dividen con mayor facilidad, los gustos se amplían y el espectro se dilata, por lo cual es necesario probar, construir en el camino, antes de pensar que tenemos la victoria ganada.
El reto es inmenso, sobre todo porque nuestro público además está educado y listo para saber lo que no le interesa, aun cuando no llegue totalmente a lo que busca. La mirada va hacia ese escondido resorte de empatía que de un atracón encienda el motor de arranque.
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Con todo mi respeto esos no son programas humorísticos. Dan deseos de apagar el tv. No pierdan el. tiempo Pongan mejor una serie. Es lo peor que he visto!
Deberían preguntarle a los humoristas, al centro promotor del humor, a Doimeadios, Ulises Toirac y Panfilo porqué el humor cubano no progresa en la TV. En los teatros se logra más. ¿ Por qué?
Q quiten a otro con ese cuento pero dejen a las chicas q le dan vida aunque sea modelando bikinis. Preferiblemente a Doña Heidy y a Miss Daniela Les mando miles de besos Y a ese motor lo q nunca debieron haberlo puesto siquiera arrancar Por dios!!!!! Estan enterrando el humor ???????? cubano
Mi opinión sincera, es que ya Pánfilo está gastado y el de los domingos a las 6.30 pm igual, con el mayor respeto
Realmente,y sin ánimo de desconocer esfuerzos,planteo q no veo gracia alguna al Atracón,pese a contar con la simpática guajira.Soy persona fácil para reír.Todavia estoy esperando que me mueva a la risa.Espero de corazón q las nuevas propuestas q se anuncian resulten momentos de verdadera comicidad como lo logra Vivir del cuento.Gracias