“Atienda compadre, al televisor, que Palmas y Cañas, no me pierdo yo. Oye María, llama a Zulema, Perico y a Olegario y al resto del vecindario, que ya están tocando el tema, sí señor…”. Prácticamente este estribillo puede resultar el punto de partida para que, cualquier cubano, dentro y fuera del archipiélago, recuerde ese llamado de identidad que nos acerca a uno de los programas de la Televisión Cubana que por su trascendencia se ha convertido en patrimonio intangible de la memoria histórica cultural, después del triunfo de la Revolución cubana que dignificó a los hombres y mujeres garantes de la producción agropecuaria: el campesinado de nuestro país.
Desde que Palmas y Cañas salió al aire el 19 de octubre de 1962, el popular programa es parte de la memoria cultural de varias generaciones en este archipiélago y más allá… Las voces de Coralia Fernández (Regla) y Ramón Veloz (Marianao) resultan íconos de la imagen del campesinado y la connotación del guateque como la fiesta dominical necesaria para retribuir el descanso y la relación de la familia con los vecinos.
Desde sus inicios cada emisión estuvo dirigida por Antonio Vázquez Gallo y entre los primeros de la gustada controversia, Francisco Reyes, conocido como El Cacique Jaruqueño y Adolfo Alfonso.
Con la incorporación de Justo Vega para formar de esa manera su inseparable pareja con Adolfo Alfonso, pudimos compartir la genialidad de la décima improvisada como un recurso pleno de matices en la expresión del cubano, la sabiduría de la mujer y el hombre de campo, la importancia de la familia y sobre todo la excelencia de la métrica que acompaña a los versos cantados.
En una de las entrevistas que le realizaron, Adolfo Alfonso expresó: “Las discusiones en la televisión y en la radio, eran simplemente parte de nuestro trabajo. A él (Justo) no le gustaban las bromas, pero al público eso lo atraía y había que hacerlo porque era lo que fundamentalmente llamaba la atención. Comenzábamos cantando serio y en cuanto surgía cualquier palabra que tuviera algo de broma o que solamente la insinuara, él cambiaba el carácter por completo y se disgustaba realmente, pero cuando terminaba el programa éramos amigos inseparables.
"Justo Vega tenía un respeto absoluto para todo el pueblo y estaba dedicado por entero a su trabajo. Para mí fue un hombre extraordinario, muy valioso. Creo que cuando se escriba sobre la décima en Cuba, necesariamente habrá que mencionar el nombre de Justo Vega, por los grandes aportes que hizo a este género de la música cubana".
De igual forma debe recordarse a Inocente Iznaga González, “El Jilguero de Cienfuegos”, quien le colocó su voz hermosa, afinada y esa impronta humorística con las carcajadas armónicas que hacían la delicia de los televidentes.
Entre los inolvidables protagonistas del elenco sobresale la matancera Celina González, que acuñó un tema que nos identifica: Yo soy el punto cubano; el Dúo Los Compadres y los laudistas Miguel Ojeda y Raúl Lima.
Existen grabaciones en CD y documentales, siendo uno de estos últimos, el titulado La última controversia, realizado en 1988 por Sergio Núñez, donde se ofrece un retrato de estos dos renombrados poetas e intérpretes de la décima campesina. Otros controversistas del programa fueron Martín Rodríguez y Minerva Herrera, Gilberto Morales y CecilioPérez, Jesús Rodríguez y Omar Mirabal, Onel Zamora y Emiliano Sardiñas.
Del estelar espacio se recuerda el Conjunto de guitarras de Miguel Ojeda con Orestes Jiménez, Víctor Benemelis, Magín Cabrera y Evelio Calderón, Reutilio Domínguez, Gilberto Morales (Guambín), Cecilio Pérez (Guambán) y Radeúnda Lima. De este programa surgieron nuevas voces y exponentes de la Cultura cubana como Manuel Mirabal Vásquez, conocido artísticamente como Manuel “el Guajiro Mirabal”, trompetista reconocido, posteriormente, por su participación en el Buena Vista Social Club.
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