El año 2020 fue sin duda complejo para las Artes Escénicas en Cuba y el mundo. Al declararse nuestra Isla en alerta epidemiológica, los actores y actrices, bailarines, dramaturgos, directores y demás creadores se vieron forzados a sustituir las salas de teatro por los medios de comunicación, además del nuevo escenario de las plataformas digitales y redes sociales para no ceder ante el apagón cultural suscitado en otras latitudes.
Las nuevas circunstancias requerirán de ingenio y amor para que el arte continúe llevando lo más genuino de la vida a cada hogar.
El año aún era joven en enero cuando se desarrolló la Jornada Villanueva dedicada a los 151 años de los sucesos del Teatro Villanueva y los 40 de la primera edición del Festival de Teatro de La Habana. Momentos en los que aún no podíamos imaginar agregar a nuestro vocabulario palabras como nasobuco o pandemia.

Entre inocencia e incredulidad para las primeras noticias que brotaban sobre sucesos en China celebramos los 30 años de La Colmenita, Teatro D’Dos, además del aniversario 20 de Tablas Alarcos.
Corríamos de sala en sala buscando las novedades teatrales o aquellas que se nos quedaron pendientes entre las presentaciones más interesantes. Recuerdo los extensos comentarios sobre Oficio de Isla, una propuesta del Centro Promotor del Humor dirigida por Osvaldo Doimeadiós que cambió, como hacía mucho, formas de interpretar, apreciar y volver al teatro. Así también Hierro de Argos Teatro sacudió los cimientos de quien hoy está detrás de estas letras y pasó días en profundo diálogo con aquel texto y dirección excepcional del maestro Carlos Celdrán.

El arte danzario no se quedó detrás y nos regaló Murmuro de la Compañía Rosario Cárdenas, coreografía de Nelson Reguera en la Sala Tito Junco del Centro Cultural Bertolt Brecht.

Un clásico también tuvo espacio arropado en la poética de Teatro de La Luna con Reportaje Macbeth, bajo la dirección artística de Raúl Martín en la Sala Llauradó del Centro Cultural Vicente Revuelta, puesta que regresó en los últimos días del año, así como Teatro El Público con Las amargas lágrimas de Petra von Kant.
El Lírico Nacional presentó Fidelio con dirección general de Yhovani Duarte en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso; y en ese mismo sitio nuestro Ballet Nacional de Cuba llegó con varias temporadas, bajo la dirección general de Viengsay Valdés. La siempre esperada y popular Lizt Alfonso Dance Cuba tuvo sus Galas de Primavera, bajo la dirección general de la propia directora en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.
Como parte de la campaña para mitigar el contagio de la COVID-19, en los primeros momentos, artistas enviaron sus mensajes a través de los canales internacionales del Consejo Nacional de Artes Escénicas, además de dos mensajes que unificaron las voces para celebrar el Día Mundial de la Danza y el Día de África. Ellos fueron Manolo Micler, Carlos Acosta, Fátima Patterson, Bárbara Valbuena, Regina Balaguer, Lizt Alfonso, Leivan García, Grettel Morejón, Norge Cedeño y Miguel Cabrera, entre otros grandes de nuestra cultura.
También se realizaron materiales como fragmentos de coreografías de las compañías Danza Contemporánea de Cuba y Raíces Profundas. Entre las más interesantes coreografías desde casa resaltan las creaciones de la Compañía Flamenca Ecos y Malpaso, así como videoartes de Danza Contemporánea de Cuba, coreografía a la memoria de El Caballero de la Rumba Miguel Ángel Messa Cruz por Leiván García Valle, primer bailarín del Conjunto Folclórico Nacional.
Se colgaron además dos Talleres de Narración Oral, impartidos por la maestra Elvia Pérez Nápoles, y Teatro de la palabra publicó su serie Cuentos por la vida, dedicados a los más pequeños de casa.
Este año despedimos a figuras cimeras del arte. Brilla ahora desde la eternidad la vedette de Cuba Rosa Fornés.
Significativos y hermosos homenajes celebraron la vida y obra de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, como el de la agrupación Acosta Danza, además de la coreografía interpretada por Sadaise Arencibia, primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba y Ana Rosa Meneses, directora de la Compañía Flamenca Ecos y con realización de Adolfo Izquierdo; una pieza que mezcla el flamenco con el ballet en una versión libre de Carmen, preludio de las funciones con que ya hoy volvemos a los teatros aún con restricciones y de forma disciplinada, pero con la esperanza de llenar la vida de todo ese arte que en esta tierra se cultiva.
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LA FOTO ES DE VIENSAY BAILANDO CARMEN, MUY BUENA, GENIAL Y TALENTOSA BAILARINA PERO... EL FÍSICO ES DIFERENTE AL DE ALICIA, EL ROSTRO, SE DISTINGUE TOTALMENTE QUE NO ES ALICIA, ES MENESTER TENER CUIDADO CON LAS FOTOS OCURREN MUCHAS EQUIVOCACIIONES CON LAS FOTOS Y EN NUESTRA PRENSA NO DEBÍA SER ASÍ, SON BAILARINAS NUESTRAS
Muchas gra2 pprbla corrección, ua estamos trabajando para arreglarlo