Los cubanos están formados en principios de solidaridad y ayuda a los más necesitados en cualquier rincón del mundo. La colaboración que la Isla ha brindado por décadas a países que lo han solicitado y requerido ante desastres naturales o déficits de personal de Salud y Educación continua siendo una práctica generosa y de buena voluntad del pueblo de la Mayor de las Antillas.
Y esa tradicional solidaridad hoy se agiganta a lo interno del territorio nacional ante el paso de uno de los fenómenos más agresivos y letales de los últimos años, el huracán Melissa, el cual además de provocar cuantiosos daños en su tránsito por tierras hermanas caribeñas, azotó la región más oriental de Cuba causando colosales afectaciones en viviendas, agricultura y establecimientos de servicios y atención a la población.
Sin embargo, la oportuna labor de comunicación y el accionar preciso y organizado de la Defensa Civil y demás organizaciones e instituciones políticas y sociales de los municipios y provincias permitió evacuar a tiempo a miles de familias que habitaban en los lugares más inhóspitos y propensos a inundaciones y deslaves a causa de la morfología de la zona con montañas y ríos de gran intensidad, y con crecidas impactantes. El accionar de todos los factores y el apoyo de los habitantes en el oriente cubano evitó la pérdida de vidas humanas, aunque fueron colosales las afectaciones en el sistema energético, las telecomunicaciones y plantaciones agrícolas.
A partir de la salida de Melissa, de inmediato se inició la fase de recuperación en la que se han involucrado todos los organismos y estructuras estatales y privadas del territorio en conjunto con los ciudadanos, y el importante y decisivo apoyo de efectivos de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior que en condiciones muy complejas y generalmente en horas de la noche lograron salvaguardar la vida de cientos de personas atrapadas e incomunicadas en regiones donde el flagelo con fortísimos vientos y precipitaciones interrumpieron el acceso a esas comunidades. Pero ello no limitó la protección a esos compatriotas que fueron rescatados en anfibios, helicópteros, y otros medios de transportación hacia lugares seguros y con el aseguramiento básico en hospitalidad, alimentación, atención médica y apoyo psicológico.
Así mismo, ante la difícil situación de estas provincias, se puso de manifiesto a lo largo y ancho de todo el país, un movimiento solidario creciente, recopilando donaciones de diversidad de productos alimenticios, enseres, equipos y materiales de construcción orientados a resarcir los daños. De manera voluntaria millones de cubanos han brindado su aporte a los damnificados, a lo que se suma la amplia movilización de especialistas, técnicos, linieros y personal profesional de otros territorios hacia el oriente con el fin de lograr subsanar en el menor tiempo posible, los servicios esenciales que precisa la población.
También organismos de las Naciones Unidas, gobiernos, entidades solidarias de diferentes pueblos del mundo, junto a compatriotas radicados en otros países, han hecho llegar a la nación caribeña donativos para aliviar la situación de los afectados.
Pero lo que sobresale en este complicado contexto económico que se agudiza ante las secuelas del huracán, es la profunda solidaridad humana presente en la Isla y la gratitud de esta a todos aquellos países que admiran el desempeño aguerrido de los cubanos y no se han subido al carro de la desinformación y tergiversación de las realidad actual, esa que los oportunistas y mal nacidos de siempre han tratado, con matrices de opinión degradantes y vergonzosas, imponer con sus fake news en redes digitales.

El pueblo de Fidel sabe que la Revolución y sus líderes históricos, no han dejado desamparado a ningún cubano vulnerable en medio de fenómenos tan abominables como Melissa, y que paulatinamente, aun en este complejo momento, se irán subsanando los problemas más agravantes que inciden en el sosiego de las familias, muchas de las cuales hoy perdieron bienes preciados, pero sienten la satisfacción de que sus seres queridos salvaron sus vidas.
Es hora de no cesar en el empeño de la restauración de los daños y seguir trabajando con ahínco y voluntad creadora en el fomento de un mayor bienestar de vida para todos, y cada uno de los ciudadanos de esta hermosa isla de gigantes.
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