Caminas de prisa, como si el tiempo corriera detrás, inalcanzable a tus pasos, a tus pensamientos. En tus manos germina la caricia que destierra el cansancio y te multiplicas.

Tu fortaleza no es un misterio, es la consecuencia directa de la presencia fortalecida en el ejemplo cotidiano; mientras renuncias al descanso porque conoces al tiempo y puedes desgranar sus horas.

Posees el don de la ubicuidad y la capacidad de desterrar la ausencia que precede la oscuridad, tan solo con evocar tu sonrisa, tu voz en una palabra. Basta decir el sinónimo que hace referencia a tu nombre y el mundo reverencia con respeto cada esfuerzo, sacrificio, incontable y eterno.

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