Una de las más nobles y humanas tareas asumidas por la Revolución Cubana fue sin dudas lograr en un año, alfabetizar a millones de cubanos.
Luego de llevar la luz de la esperanza a los más recónditos lugares de la geografía de la Isla, (a donde jamás había llegado un maestro con un lápiz, farol y cartilla de alfabetizar), Cuba se declaró Territorio Libre de Analfabetismo el 22 de diciembre de 1961.
Y en honor a esa fecha en que culminó la heroica hazaña protagonizada por el pueblo con su activa participación, ese día se celebra, cada año, el “ Día del Educador”. Y resulta ocasión propicia para rendir merecido homenaje a todos los profesores del país que contribuyen a erigir el futuro de la Patria al formar a las nuevas generaciones.
Adolescentes, jóvenes, personas de disímiles procedencias se sumaron al llamado de la Revolución ante la necesidad de erradicar el flagelo de la incultura.
La predominante estructura económica y social deformada existente en la denominada “era republicana” mantenía a la inmensa mayoría de la población sumida en la ignorancia lo cual facilitaba a los gobiernos de turno sustentar la explotación del hombre por el hombre.
Ante las transformaciones que se generaron en la sociedad cubana a partir del Primero de Enero de 1959, grupos de batistianos y serviles lacayos bajo la égida de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos inician una incursión contrarrevolucionaria para tratar de destruir el proyecto emancipador generado en el país orientado a salvaguardar la independencia, apostando a Más Cultura en Revolución.
El abominable accionar de esos grupos de bandidos que generalmente operaban en áreas inhóspitas y apartadas de las ciudades provocó el asesinato de maestros como Conrado Benítez y Manuel Ascunce junto al campesino y alumno Pedro Lantigua. Ellos fueron víctimas del odio y la extrema violencia de los enemigos del pueblo.
Al informar al país sobre el asesinato de Conrado, el máximo lider Fidel Castro entonces expresó: “¡Después de muerto ese maestro seguirá siendo maestro! (...) Ese maestro es el mártir cuya sangre servirá para que nosotros nos propongamos, doblemente, ganar la batalla que hemos emprendido contra el analfabetismo (...) El mártir del Año de la Educación, el mártir de los maestros”.
Y ante el abominable asesinato de los jóvenes alfabetizadores, miles de voluntarios más se sumaron a la sensible y humana misión. Además de estudiantes y profesores respondieron los obreros agrupados en brigadas denominadas Patria o Muerte.
Los contrarrevolucionarios amparados por la CIA no podían aceptar los cambios que se generaban encaminados a erradicar las diferencias sociales y raciales, antes institucionalizadas en el país por parte de la oligarquía en el poder la cual también servía a intereses foráneos.
A pesar de la campaña mediática de tergiversación, desinformación y falacias encabezada por los medios de comunicación al servicio de Washington y aliados occidentales, la tarea de la alfabetización en Cuba constituyó un triunfo de la Revolución con el apoyo masivo del pueblo. Y también posibilitó el avance hacia el acceso universal de la Educación hasta el nivel de la Universidad, sin costo alguno.
El programa de alfabetización constituyó un trascendente acontecimiento político, histórico y cultural el cual tuvo como exponente principal la masiva participación de todos los sectores de la población, fue una conquista social sin precedentes en la Isla. Y representó además un tributo al pensamiento del Héroe Nacional José Martí quien tempranamente vaticinó la necesidad de “ Ser Culto para ser Libre”.
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