Cuando a Carlos Ariel Benet González, de 22 años y ayudante de cocina en un restaurante, le comentaron sobre el proyecto La moneda cubana, decidió probar suerte, en su “afán de especializarme y aumentar mis conocimientos y los profesores nos han enseñado mucho”.
Carlos Ariel Montero Arroyo, de 23, tuvo un camino diferente: tras vencer los exámenes para acceder a la educación superior, no encontró su sitio en varios intentos en diferentes carreras universitarias. Un día, su mamá, quien sabía de su afición por la cocina desde los ocho años, le habló de La moneda… Allí encontró lo que tanto había buscado. “La experiencia ha sido general, los profesores son de mucha calidad, magníficos…”, dijo.
Carlos Ariel y Hansel fueron capitanes de dos de los equipos de la más reciente acción realizada por el Proyecto de Desarrollo Local (PDL) La moneda cubana, de La Habana Vieja, en el contexto del Día Internacional del Chef, el Día de la Cocina Cubana y el Día de la Cultura Nacional.
La creatividad unida a los conocimientos, puso a prueba la Jornada de la Cocina Cubana, ya de por sí una iniciativa innovadora, que se enfocó en la identidad y la defensa de los platos emblemáticos de los municipios habaneros y la evolución de la coctelería clásica cubana.
Hacer las cosas diferentes

“El proyecto de Desarrollo Local La moneda cubana ha organizado una gran celebración por esas fechas, entre el 18 y el 21 de octubre, Cocinando con La moneda. Hemos querido dedicarla a los platos emblemáticos de los municipios habaneros”, explicó Ángel Aguilera, fundador y coordinador general del PDL.
“Hace unos años, la Federación Culinaria de Cuba hizo una investigación en los 15 municipios de la capital y se definieron los platos emblemáticos de cada uno de ellos. Para esta ocasión, hemos buscado la bibliografía y dedicado esta jornada a que los jóvenes del proyecto recreen esas recetas de la cocina habanera, de forma competitiva”, agregó.

Los equipos, integrados por nueve estudiantes: cuatro de cocina, dos de cantina y dos de salón, encabezados por un capitán, dos en cada fase, durante dos jornadas, escogieron de una caja negra el plato y compartieron con el auditorio el nombre del plato, el municipio y detalles de su historia. Con posterioridad, pasaron al área de la bodeguita para seleccionar, en 10 minutos, los ingredientes, “todos del mercado, todos productos nacionales”, enfatizó Aguilera.
El próximo paso fue trasladarse a la sede del Centro Cultural Félix Varela, que colaboró brindando los espacios de su cocina para la elaboración, en tiempo cronometrado, de los platos, que luego pasaron al salón para la evaluación del jurado. Paralelamente, el dúo de cantina trabajó con las recetas de la
coctelería clásica cubana para hacer un coctel de autor, capaz de maridar con el plato asignado. Luego, el equipo de salón, preparó la mesa y tuvo el reto de, mediante descripción, porte y aspecto y lenguaje, “venderle” la oferta al team de evaluadores.

En la competencia, corrieron para seleccionar sazones, verduras y el plato fuerte, sudaron y cocinaron, cuidando de dejar los espacios de cocina limpios y no desechar productos, siempre bajo la mirada de los profesores. En el proceso, también aprendieron y se divirtieron.
Varias cosas llamaron la atención: quienes participaron son estudiante de primer año del curso iniciado en abril, que demostraron en la competencia las habilidades ya adquiridas. De acuerdo con la chef de cocina Niurka González, profesora principal del proyecto, pocas personas conocen que cada municipio de La Habana tiene una receta emblemática, a ellos se les dieron estas recetas para que las estudiaran y no sabían cuál les saldría.
“Para los cuatro estudiante de cocina, esto es muy importante porque es una competencia integral, de conocimientos, habilidades, preparación profesional, que les va a dar pautas de saber si de verdad les gusta la cocina y si están listo para ser un futuro cocinero, les da un camino a seguir y mucha motivación, no
durmieron, estudiando, y los enseña a que es preciso estudiar constantemente para saber ingredientes, el orden de los productos, texturas y tiempos”, dijo la chef, quien agregó que con estas sesiones también se preparó a los alumnos para un futuro programa de televisión.
Platos más cocteles
Entre los retos de la competencia estuvo maridar los platos emblemáticos con los cocteles. Al respecto, la profesora de cantina Nadia Palacios Álvarez expresó: la idea fue evolucionar sobre los clásicos cubanos de manera que maridaran con los platos del municipio que les tocó elaborar.
Se hicieron cocteles muy bonitos, con nombres y colores relacionados con el PDL, que los equipos evolucionaron, por ejemplo, del daiquirí o del daiquirí frappé, añadiéndoles con siropes, algunos elaborados por ellos. Otro, en lugar de azúcar, mezcló con jarabe artesanal de piña, con maceración de ron con canela, que les daban sabores espectaculares, dijo la experimentada cantinera.

“Estoy muy contenta con los resultados de esta competencia, porque muchachas y muchachos le echaron ganas a la iniciativa y han hecho un trabajo muy bonito y eso a uno, como profesor, lo enorgullece, porque quiere decir que el trabajo está bien hecho y te vas dando cuenta que ellos van asimilando lo que uno les imparte todos los días, con trabajo y sacrificio”, destacó. Por ello, consideró, debemos seguir con el empeño de que ellos sigan aprendiendo.
Como un juego

En la competencia, el jurado selecciona un Gran Premio, mientras que el público otorga un Premio de la Popularidad. Esos equipos reciben regalos de diferentes fuentes, entre ellas, el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), así como del artista de las artes visuales Michel Mirabal.
De acuerdo con Aguilera, los jóvenes tendrán premios académicos, con puntos a su escalafón, que es algo que también los motiva y va a quedar el primer programa de televisión Cocinando a lo cubano, como parte de las memorias de esta jornada.
Para Palacios Álvarez, también vicepresidenta del órgano de base de la Asociación de Cantineros, “el objetivo no es sacar un ganador, sino que ellos practiquen y se preparen mejor. Esto es una fiesta para ellos, es sacarlos de la rutina del plan de estudio y la dinámica profesor-alumno, pero que estudien, investiguen en base a los platos y la coctelería cubana, muy rica, que data de los años 20 y que ellos los evolucionen, agreguen algún detalle, siropes, plantas aromáticas, sin dejar de ser esos clásicos, y lo hagan de forma lúdica, señaló.
Saldos intangibles
En los estudiantes, esta experiencia dejó importantes huellas. Según Hansel Montero, quien fue el capitán del equipo tres, la competencia le permitió tener “mucha más confianza en mí y en mis compañeros: si a mí me falta algo, dejar que ellos actúen, pues sabía que lo van a hacer bien… y quitarnos un poco ese miedo escénico”.
En la competencia, me sentí honrado de ser el capitán, dijo Carlos Adriel Benet y ver que como mis compañeros tienen casi el mismo conocimiento, podemos apoyarnos unos a otros y que el capitán también puede fregar, flamear, hacer cualquier procedimiento en la cocina. “Le sugiero a todo estudiante, a cualquier persona que están interesado, que venga al proyecto, que tiene un objetivo fundamental: amplificar los conocimientos de los estudiantes y llevarlos al nivel máximo, de manera que puedan en algún momento representar a Cuba en cualquier competencia”, dijo el joven, quien estudia y trabaja, lo que lo llevó estar preparándose para la competencia en ocasiones hasta la madrugada.
María Karla Rolan Cuevas, de 18 años, confiesa que llegó al proyecto por iniciativa de su tía. “Yo no quería venir, pero me doy cuenta de que aquí todo está buenísimo y me encanta”, dijo mientras corría a elaborar el arroz frito que sacó su equipo de la caja negra.
Y llegó el final
Como parte de la jornada, en lo que los equipos terminaban su turno, también hubo topes de juegos de mesa y tradicionales, proyecciones de películas relacionadas con la cocina.
El programa incluyó un concurso de aficionados, dado a que en el proyecto existen estudiantes que cantan en diferentes géneros, escriben poesía, “y no podía faltar el arte de nuestros jóvenes para cerrar la Jornada de la Cultura Cubana, para luego continuar con los programas de formación”, señaló el coordinador general del PDL.
En el contexto de la premiación se entregaron otros reconocimientos. Según dijo Aguilera, durante octubre se realizó la Copa Continental Claudio Ferrer, en Argentina y el proyecto llevó a esa competencia varios integrantes: el chef Enoch Tamayo, coordinador de la sede de especialización, en Diez de Octubre, y el tallerista Kevin Pérez Rivero e Isabella Tamayo González, alumna de la especialización.
“Cuba se alzó con dos premios, la categoría Senior Chef a Tamayo y Pérez Rivero, en tanto el segundo lugar, en categoría Junior Chef a Isabella Tamayo. Somos campeones de las Américas”, destacó.
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