El gobierno de Estados Unidos en su afán de justificar la infame política de bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, acude como es habitual a campañas mediáticas de tergiversación de información, y falacias.

A pesar de la manipulación que ejercen Washington y sus acólitos en medios de comunicación occidentales para desacreditar la política de solidaridad que practica la Mayor de las Antillas, la verdad se abre paso ante los millones de ciudadanos de otros países que cada año visitan este territorio, y otros miles que han recibido en sus países la atención médica de expertos y científicos de la nación caribeña, en diversas ramas del conocimiento.

De igual manera, la absurda y disparatada inclusión de la Isla en la espuria lista de “países patrocinadores del terrorismo” carece totalmente de argumentos que lo sustenten y contribuye a la degradación moral de quién la impone, por ser precisamente el digno pueblo cubano el que más víctimas tiene en su haber por la política de agresiones y violencia promovida desde la Casa Blanca y su Agencia Central de Inteligencia, durante décadas, contra los habitantes de este archipiélago.

Asimismo suman miles los seres humanos que en otras latitudes han contado con la colaboración de médicos, paramédicos, maestros, constructores, entrenadores deportivos y otros profesionales de la Mayor de las Antillas. Ellos, de manera altruista y valiente ofrecen sus servicios con el único propósito de ayudar a los más necesitados ante situaciones de desastres naturales, pero también contribuyen a extender Sistemas de Atención a la Salud y Educación, fomentando experiencias locales en estrategias sanitarias y de lucha contra el analfabetismo.

Esas acciones, lógicamente resultan incomprensibles para quienes priorizan el consumismo y las ganancias por encima del aporte al Desarrollo Humano, cuestiones que lamentablemente todavía se suscitan en algunos países desarrollados con sustanciales recursos los cuales no son siempre redistribuidos de forma justa o equitativa, de forma que brinden oportunidades por igual a todos los ciudadanos.

El ejemplo de Cuba en cuanto a su cultura solidaria y principio de Salud para Todos data desde el mismo triunfo de la Revolución, sin embargo, es una política muy incómoda para los centros de poder del gran capital que tienen intereses financieros importantes y lucran con las medicinas, los tratamientos y red hospitalaria en general.

De no existir el genocida bloqueo de EE.UU. seguramente la Isla podría apoyar aún más a otros pueblos, y por supuesto, avanzaría de forma vertiginosa en la actualización de su modelo económico, concebido con solidaridad y justicia social.

El bloqueo es una estrategia imperial que vulnera derechos humanos, y además es unilateral y antidemocrático.

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