Una visita a la fábrica El Laguito, donde se producen los famosos puros Cohíba, la más reconocida de las marcas cubanas, formó parte del programa de la celebración por el aniversario 55 de ese sello.
Cuenta la historia que en sus inicios, en otra sede, se confeccionaban los tabacos que fumaba el Comandante en Jefe Fidel Castro. Celia Sánchez, cercana colaboradora de Fidel y defensora de la igualdad de las mujeres, propuso fundar una fábrica para esos tabacos específicos, torcidos a mano y, con ello, crear empleo femenino. A ella se le debe también el nombre que desde entonces ha logrado mantener un producto de prestigio y renombre en todos los continentes.

Con 54 años en el Laguito, desde el 8 de marzo del 1968, Nelsa Leonard Delgado, llegó a la industria con apenas 20 años. “No sé si esta fábrica es parte de mi vida, o si yo soy parte de ella, o las dos cosas. Quiero muchísimo está fábrica”, dice.
“Me casé estando trabajando aquí, vinieron mis hijos, mis nietos y pronto vienen mis bisnietos y yo aquí”, agrega Leonard Delgado, quien fuera tabaquera y se desempeña hoy en las máquinas de tiro “que son las que buscan la calidad fumable del tabaco”.
“Para mí, esto es lo máximo, no concibo la vida sin esto. Cohíba es lo máximo. No lo fumo, pero siento un enorme orgullo”, asegura.
Según Ángeles Rosquete Bisset, jefa de brigada de torcedores, con 16 años en la fábrica, entonces empezaron a trabajar en la naciente industria 12 mujeres, quienes torcieron los tabacos de Fidel y por los que desde esa época y hasta hoy, se interesaron personalidades de la política, los negocio y la cultura.
Algunas de las personas que allí trabajan, de cierta forma, siguen una tradición. Otras son las primeras en sus familias que se han adentrado en el mundo del tabaco. A unos y a otros los une la pasión por esta labor. “Es un arte, si no te gusta, mejor ni llegues”, sostiene Manuel González, antes torcedor y hoy auxiliar de la máquina de tiro.
Nace un habano
En el Laguito, como se conoce la industria fundada en 1966, el primer paso es la ligada, la preparación de la materia prima, que lleva la selección de las hojas en seco, volado, ligero y medio tiempo, que se emplea para la confección de los tabacos Behíke, explicó María de la Caridad Padrón, del área de preparación.

El ojo experto de Mirna Martínez Atencio, unade las preparadoras de la materia prima y sus hábiles manos y expertas tras 19 años en esa labor, alcanzan un ritmo y una velocidad que les permite cumplir su nombre y mantener la entrega estable de las hojas. “Tenemos que pesar los paquetes de hojas, según la vitola. Para mi significa mucho trabajar aquí, siento orgullo por ello y me gusta realizar esta labor”.
No es torcedora, pero sin su labor no habría tabacos. Paula Morejón Noriega, con 26 años en el Laguito, es despalilladora. Quitarles la vena central a las hojas del tabaco es un paso esencial para que lleguen a los tabaqueros las capas para hacer los habanos. “Uno las va escogiendo y clasificando según el tipo de tabaco que hace falta y las planchamos con la mano”, explicó, y argumentó porqué tantos años en este mismo centro: “me gusta esta profesión y me llevo bien con las muchachitas. No todo el mundo tiene esa vocación para hacer tabacos.
De acuerdo con Rosquete Bisset, las capas, las hojas exteriores que visten el tabaco, se clasifican por la textura, el color y el tamaño, no deben estar rotas ni tener manchas y llevan un proceso de humectación que les da suavidad, sedosidad y cierta elasticidad, que reciben en el departamento de “la moja”. “Las mejores capas, son para los Cohíba, son como el vestido del tabaco”.
Cohíba, 55 años y para siempre

Pensada inicialmente para crear empleo femenino, con el tiempo ha crecido la presencia masculina. En la galera, donde finalmente toman forma los tabacos, hombres y mujeres, chaveta en mano, desarrollan una actividad artesanal, de precisión, que según expertos, demanda de los cinco sentidos.
Rolando Duquesne Peña, de 34 años, lleva en la fábrica ochos años, tras pasar allí el curso de tabaquería, que se extiende durante nueve meses. “Ahí te enseñan todo, tanto teórico como práctico, hasta que logras hacer la norma de tabaquero, con la mejor calidad posible y, entonces, te pasan a tabaquero”, comentó el joven, quien, entre otras, escogió esta fábrica porque, aunque las otras también son buenas y hacen cursos, esta es la marca insignia de Cuba.
“Mientras más fino sea el tabaco, más alta es la norma; en los más gruesos y complejos, es menor. El 50 aniversario, medio siglo, Cohíba es grueso y corto, tengo que hacer 115 en una jornada de ocho horas, los Behíke, sus preferidos, por su grado de complejidad, debido a que llevan perilla, más hojas y una ligada más compleja, es menor”, abundó. “Me gusta hacer los Behíke, por su alta complejidad, me gustan esos retos”.

A Rolando la inclinación por esta vía le viene por su abuela, quien fue tabaquera en Camagüey. “Antes, cuando era más joven, no tenía en mente nada de esto, pero con el tiempo me fui inclinando por eso, la veía fumar, la escuchaba hablar de tabaco hasta que logré estar aquí y evaluarme en un tiempo breve. Me ha ido muy bien”.
Enfocada en sus tabacos Placeres está Yanierka Jay Amaya, de 49 años y otrora auxiliar pedagógica, quien llegó embullada por una amiga torcedora, hace ya 17 años. “Pasé el curso, a los dos o tres meses empezó a hacer tabacos y a los cuatro o cinco, decidió evaluarse. Me gustó y me quedé”.
Con el tabaco mejoró su vida, e incluso, viajó como torcedora a Perú, a finales de 2019, donde durante dos meses realizó un trabajo que llamó allá la atención de muchos. “Nunca pensé que llegaría a tanto”, confesó.
Un ciclo cerrado por la calidad
Para Manuel Pavel González Faure, auxiliar de la máquina de tiro, esa parte del proceso es esencial: “aquí es donde se sabe si el tabaco sirve o no, puesto que aquí se prueba el tiro –la máquina aspira-, si no tira, se le saca automáticamente de la tabla del operario para que lo vuelva a hacer”.

Por ese proceso, a cargo de cuatro operarios, aseveró, pasa el ciento por ciento de la producción de todos los tabaqueros, “porque esto es una fábrica que exige mucha calidad, ya lo dice el nombre: Cohíba”.
Con 22 años en el sector, le resultó triste dejar de torcer, pero la visión lo obligó, pasó entonces a auxiliar de tiro. No conforme con eso, se hizo también catador, tras pasar una habilitación. “En la cata, sabemos la marca, pero no quién lo torció, a la hora de determinar las cualidades organolépticas del tabaco: tiro, aroma, sabor, combustión y fuerza”.
Janet Veranes Ferrer, graduada como técnico medio en Construcción Civil, lleva 26 años en la fábrica vistiendo los tabacos y no concibe su vida sin esto.
“Para mí es un orgullo trabajar en la fábrica más prestigiosa del mundo de los habanos. Digo que nací aquí porque vine muy jovencita y he crecido, me casé aquí, tuve mis hijitas. Mi tía trabajó en esta fábrica y ha devenido tradición en la familia”.

“Esta labor, apuntó, demanda mucha calidad, paciencia, entrega y tener los cinco sentidos puestos para el tabaco que estás torciendo en el momento, cada día”.
Un total de 24 años ha trabajado en el Laguito, en la parte del anillado de los habanos, Zail Imbert Valdés. “Desde que entré me gusta todo lo que tiene que ver con esta fase y envasar en petacas, todo”. En ese tiempo, han pasado por sus manos millones y millones de tabacos y ha aprendido a distinguir la calidad de las capas.
“Cuando le pones el anillo al tabaco se ve diferente, más hermoso. Es como si te pusieras un traje y no usaras la corbata, no luce”, señaló Zail.
Laguito en panorámica

De acuerdo con Oscar Rodríguez Carballeira, el director general de esta fábrica, la empresa cuenta con 252 trabajadores, más del 70 % son mujeres.
Dedicada a la producción de tabacos Premium de la marca Cohíba, como casa matriz, tiene varias líneas de producción que “han ido evolucionando con el tiempo y estamos haciendo la línea top del tabaco mundial que es la marca Behíke”, entre cerca de 30 vitolas.
La fábrica goza de excelente salud y pese a las dificultades está en condiciones de cumplir sus planes de producción –cerca de dos millones de unidades-, y lograr sus mayores valores, a partir de enfocarse en las marcas con mayores regalías. “En los años de pandemia, El Laguito no paró y se trabajó hasta los fines de semana para lograr la producción y obtener mayores ganancias”, dijo.
En tiempos de restricciones energéticas, explicó, se adoptan medidas alternativas, como cambiar los turnos de trabajo y utilizar el grupo electrógeno.
Según Rodríguez, la calidad es primordial, tienen certificado el sistema de gestión de la calidad y “velamos más por ese parámetro que por los montos de producción. El tabaco Cohíba es muy caro y no podemos bajo ninguna circunstancia descuidar el alto estándar alcanzado”.
Para recordar los Cohíba
Al festejo acuden unos 650 visitantes de una treintena de países. A propósito del aniversario 55 se diseñó un humidor exclusivo, una pieza de arte única, cuyos creadores se propusieron reflejar la perfección del espíritu y prestigio de la marca y que acoge en su interior un tesoro elaborado para esta celebración.

En el último día del festival de realizará una subasta de dos humidores y la recaudación será destinada íntegramente al sistema nacional de salud pública.
Según adelantó el director de la fábrica, fruto de la permanente innovación, durante la cena de despedida se presentarán tres nuevas vitolas: Victoria, Ideales y Ámbar.
Habanos, S.A. es líder mundial en la comercialización de puros Premium, con presencia en los cinco continentes y distribución y comercialización de sus productos en más de 140 países. El portafolio de Habanos abarca 27 marcas, elaboradas totalmente a mano, en más de 100 formatos diferentes, más de 200 vitolas comerciales y aproximadamente 400 referencias de las que más de 340 pertenecen al portafolio estándar.
Dentro de las 27 marcas de Habanos, S.A. destacan las denominadas marcas globales: Cohiba, Montecristo, Romeo y Julieta, Partagás, Hoyo de Monterrey y H.Upmann, que se distinguen por tener un mayor portafolio y variedad de formatos, una distribución global y presencia en todos los puntos de venta especializados.
Ver además:
Cuba rinde homenaje a marca de habanos Cohiba en su aniversario 55
Me ha encantado este trabajo periodístico. Tengo a mi madre a mi lado, que ahora está conmigo en la isla de Fuerteventura, Islas Canarias, rememorando sus inicios en El Laguito ya que fue fundadora de esa fábrica cuando en el año 1966, Celia Sánchez, llevó a cabo el maravilloso proyecto de la incorporación de la mujer al trabajo, dándoles una gran oportunidad a ella que tan solo tenía 16 años y a otras mujeres de la época como Hortensia Hernández, Maria Antonia Sierra y a mi madre, Ana Celia Yeras Umpierre, entre otras.
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