Cuba sigue en 26 y decidida a defender una vez más la Revolución, vencer el ignominioso bloqueo y perenne asedio de Washington y sus satélites, (mercenarios y pitiyanquis al servicio de intereses foráneos), y particularmente preservar la Patria con sus conquistas las cuales dignificaron a millones de hombres y mujeres que vivían en condiciones extremas de precariedad, prácticas racistas institucionalizadas, y una marcada desigualdad social y económica.
Los recursos naturales de esta Isla antes de 1959 eran en su mayoría propiedad de compañías extranjeras que lucraban con el sudor de los obreros y campesinos los cuales apenas tenían oportunidades de estudios para ellos ni sus familias, menos podían aspirar a una vida decorosa para sus descendientes como revelase el líder Fidel Castro en su alegato a La Historia Me Absolverá, documento que por su trascendencia a recorrido el mundo traducido en varios idiomas.

El 26 de julio de 1953 fue la carga que décadas antes del año 1953 avizoró el revolucionario y antiimperialista Rubén Martínez Villena cuando predijo que hacía falta una carga para matar bribones, esos que por doquier en la era de república neocolonial sembraron corrupción, vicios, odios y provocaron la muerte de cientos de hijos de esta nación.
La dictadura de Fulgencio Batista (a la que se enfrentaron los jóvenes del Centenario en honor al natalicio del apóstol José Martí, considerado también autor intelectual del Moncada), tuvo como característica esencial ser un régimen sanguinario que torturó y asesinó a miles de cubanos en sus mazmorras y también en calles habaneras, santiagueras, y de otras provincias del país.
La historia no se olvida. De ahí el considerable número de héroes y mártires que tiene esta pequeña, pero digna Isla de corajudos hombres y mujeres como Abel Santamaría, Ciro Redondo, Boris Luis Santa Coloma, Julio Trigo, Ñico López, Renato Guitar, los hermanos Ameijeiras, Melba Hernández, Camilo Cienfuegos, Celia Sánchez, Vilma Espín y muchísimos otros que lo sacrificaron todo por sustentar una Patria libre y soberana, sin amos ni dueños.
El asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, dirigido por el Comandante en Jefe, tuvo el objetivo de reivindicar la memoria de Martí y demostrar que la antorcha de la lucha por la plena independencia estaba viva y continuaría así hasta alcanzar derrocar al tirano Batista que tantas vidas de cubanos costó.
Y la alborada de enero de 1959 llegó, y desde la Sierra y los llanos del país salieron los héroes rebeldes y de la clandestinidad que hicieron posible el sueño del Maestro y de los cubanos de las posteriores cruzadas emancipadoras como Mella, Villena, Guiteras, Fidel y sus compañeros de hazaña, los expedicionarios y combatientes de la definitiva gesta independentista.
¡Ponle corazón a Cuba! Su paz, libertad, conquistas y derecho al desarrollo con justicia social deben defenderse al precio que sea necesario, si no queremos volver al oprobioso pasado de la Mayor de las Antillas, o al presente neoliberal y abusivo que transitan todavía muchos pueblos hermanos de Latinoamérica y del mundo.
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