Esta vez fueron los representantes de Florida, María Elvira Salazar y Mario Díaz-Balart, quienes presentaron un proyecto de ley para establecer la nueva condicionante de reunificación familiar entre cubanos residentes en territorio norteamericano y la Mayor de las Antillas, en la base naval ocupada ilegalmente a Cuba, en Guantánamo: un escenario donde pueden verter suficiente “combustible (descontento y provocaciones entre los que esperarían trámites de visa)” para crear una situación que sea considerada amenaza a la seguridad de Estados Unidos.

La propuesta demuestra el desespero de quienes presionan al presidente demócrata Joe Biden a continuar su política exterior con una fuerte tendencia republicana, ante la consolidación de la unidad que busca el pueblo cubano y ratificada en la continuidad de la Revolución y la construcción de un Socialismo sustentable como fue demostrada en el reciente Octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba.

O sea, no se trata de un hecho aislado. Se cumplen seis décadas de la primera gran derrota del imperio norteamericano en América Latina, y las perspectivas de crear “primaveras subversivas” fracasan como todos los planes de agresión directa o indirecta como el recrudecimiento de todas las leyes que integran el bloqueo genocida impuesto desde 1962 contra Cuba. Un acto de vandalismo que se agudiza en medio de la lucha contra una pandemia de letales efectos a nivel global.

De esta forma, más que una propuesta, se trata de uno de los objetivos incluidos en la estrategia de derrotar a la Revolución que lidera el Partido Comunista de Cuba con el apoyo del pueblo cubano. Plantear semejante condición es de hecho inaceptable porque sería reconocer el derecho ilegal de Washington –como un acto de validez jurídico- sobre esa parte del territorio de Cuba que ocupó en 1898, cuando intervinieron groseramente al final de la guerra hispano-cubana, ganada por el Ejército Libertador.

El propio Díaz-Balart lo deja claro al reconocer que cualquier situación provocada por un “desorden”, permitiría al responsable militar de la base tomar una respuesta al considerarlo como un acto de agresión a la seguridad nacional de Estados Unidos. De esta manera no solo militarizan el programa para la reunificación familiar, sino que genera un movimiento de personas hasta ese enclave en medio de las restricciones de transporte que se aplicaron en Cuba, como parte de la vigencia de las regulaciones sanitarias para enfrentar la SARS-CoV-2 que provoca la COVID-19.

De manera grosera asegura que: “Bajo este programa un ciudadano de Estados Unidos o un residente permanente puede aplicar que un miembro de la familia (en Cuba) reciba el parole. El procesamiento y las entrevistas se hará en la base naval de Guantánamo, para que los cubanos no tengan que salir al extranjero y un lugar donde podamos proteger a nuestro personal”.

¿Protegerlo de qué? ¿Cuál es la amenaza a la que veladamente se refiere cuando en ese territorio ilegalmente ocupado a Cuba se violan los derechos humanos de prisioneros que ni siquiera sus familias conocen que fueron secuestrados en sus naciones a las cuales los norteamericanos invadieron como Irak, Libia, Siria?

Continúa: “Hay precedentes para hacer cosas similares en Guantánamo (el referente de planes de provocación para una intervención militar contra Cuba). Solo aquellos que ya tienen una entrevista estarían permitidos entrar en las instalaciones de Guantánamo, después que hayan presentado una solicitud. Esto le brindaría al gobierno de los Estados Unidos poder preseleccionar las personas que ingresan para mantener la orden y el control de parte de los servicios consulares de los Estados Unidos”. Tal afirmación va mucho más allá de lo establecido en cualquier migración ordenada. Subraya el connotado ultraderechista y contrarrevolucionario al atacar al propio presidente de Estados Unidos y llamarlo, prácticamente, una marioneta.

“En contraste con la política del presidente Biden en la frontera sur con México, esto permitiría una forma ordenada y segura para que los cubanos puedan tramitar sus solicitudes de manera segura en la Isla. Esto no es una puerta de entrada por tanto no pueden solicitar asilo. El comandante de la estación naval puede cancelar estos servicios si determina que le está creando problemas a la base naval a la seguridad nacional de los Estados Unidos. Esta es una forma que impide al régimen controlar y que puedan venir miles de cubanos a Estados Unidos”.

Reitero lo enunciado arriba. Primero el Gobierno de Cuba no reconocería esta propuesta como un acto de voluntad porque no lo es. Se trata de obligar a reconocer el derecho de Estados Unidos a continuar la ocupación ilegal y como segundo propósito, generar un conflicto que le permitiría ser tomado como una declaración directa de atentar contra la seguridad nacional de ese país.

De esta forma, la estrategia se apoya en llevar a la aprobación un engendro que pueda ser firmado por el actual presidente Joe Biden, condicionado por elementos combustibles relacionados con el parole que fuera suspendido por la administración de Trump, luego del establecimiento de un tercer país para realizar esas gestiones de visado, no siempre aprobadas. Una nueva provocación que salta a la vista por el camino empedrado de la política de Estados Unidos para mostrar el llamado “sueño americano” a quienes puedan engañar con esta nueva falacia.

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