Ante una Cuba que enfrenta con sacrificio y profundo espíritu humanista la pandemia de COVID-19, el gobierno de Estados Unidos responde con unas 200 medidas de asedio, bloqueo criminal y política subversiva.
La manipulación mediática de medios de comunicación desde Washington y redes sociales contrarias a la Revolución no es nueva, data de décadas de agresiones y está orientada a desestabilizar la sociedad. El show generado con relación al “Movimiento San Isidro”, que incluye a un grupúsculo de ciudadanos quienes tratan de imponer demandas utilizando métodos provocadores y de corte propagandísticos con el patrocinio de Washington, y el apoyo de anexionistas pro-Trump.
No se puede confundir la libre expresión con falta de respeto a los símbolos patrios, ni con burla e improperios a las autoridades establecidas, por cuanto las leyes judiciales así lo validan.
Este “Movimiento” se hizo eco del reciente caso del ciudadano Denis Solís, residente en La Habana, (asunto publicado en la televisión cubana y otros medios informativos), sin tener en cuenta las agravantes que representan los vínculos de este señor con entes terroristas radicados en Miami, que tienen historial delictivo con ubicación de artefactos explosivos en el país. Solís hubo de ignorar una citación judicial manteniendo un comportamiento sarcástico, insultando y desacatando la indicación del oficial de la Policía Nacional Revolucionaria, en forma muy irrespetuosa.
Observar las imágenes trasmitidas de algunos de los rostros de estos miembros del llamado “Movimiento San Isidro” actuando dramáticamente para potenciar el show en curso, bastarían para caracterizar estos personajes que nada tienen que ver con patriotismo, demandas inocentes, ni cultura. Contrariamente se constatan manifestaciones pro Trump, precisamente del actual símbolo estadounidense del recrudecimiento del bloqueo y la asfixia económico-financiera en contexto de pandemia, a Cuba. Pero también del incremento de la subversión contra la Mayor de las Antillas.
La contrarrevolución bajo la égida y presupuesto otorgado por Washington utiliza formas solapadas descritas en el guión de golpes suaves orquestados por la Casa Blanca. Y muestra su interés en involucrar a artistas e integrantes de diferentes manifestaciones de la Cultura.
Pero la inmensa mayoría del pueblo no acepta imposiciones ni demandas pro-imperiales. Los cubanos resuelven sus problemas entre ellos sin injerencias foráneas ni mercenarios al servicio de potencia extranjera, y sobre todo defendiendo sus símbolos e independencia.
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