Uno siente un poco de alivio cuando escucha favorables noticias de la eficacia de los candidatos vacunales cubanos ante la COVID-19, pero la mejor de todas las vacunas sigue siendo precaver, prevenir, cuidarse.

De una u otra forma, así lo reiteran las máximas autoridades del país, de la capital, expertos, científicos y directivos de Salud.

La transmisión sigue siendo alta y hay municipios cuya tendencia no se corresponde con el decrecimiento de casos positivos en la capital. Esos territorios rindieron cuenta recientemente ante el Grupo Temporal de Trabajo (GTT) de la ciudad. Ellos fueron convocados a revertir esta situación, en reiteradas visitas, encuentros y estudios de la situación particular de cada localidad.

Sin duda, el plan de reforzamiento de medidas restrictivas, el acatamiento de las normas de bioseguridad, sanitarias e higiénicas y el desarrollo de la intervención sanitaria en todos los territorios favorecen la reducción de la tasa de incidencia de la pandemia, lo cual también redunda en que menos personas pasen a estados críticos de la enfermedad o, lo más duro de todo, que mueran.

Sin embargo, la mirada, análisis y críticas van dirigidos a La Habana del Este, Playa, Cerro y Marianao, cuyos directivos asistieron al GTT de la provincia para buscar respuestas y soluciones a los problemas que enfrentan.

De manera general, coinciden situaciones como la elevada transmisión de la COVID-19 dentro de los hogares cuando un familiar enferma. Lo más doloroso es que las agresivas cepas actuales de la pandemia no distinguen entre edades, sexos… y pueden contagiarse personas vulnerables como los abuelos, mujeres embarazadas, niños y bebés recién nacidos.

El ritmo de combate debe mantenerse sin relajamientos ni conformismos, porque lo logrado en la ciudad demuestra que cuando se cumplen las medidas restrictivas y sanitarias, mejoran los resultados. Mantener alta la percepción de peligro, de riesgo, es responsabilidad de todos dentro y fuera del hogar, evitando lugares de confluencia de personal.

La mejor vacuna

La cepa Delta de la COVID-19 se abre espacio en La Habana y es 64 veces más infecciosa que la conocida Alfa”, precisó este viernes el doctor Emilio Delgado Iznaga, director provincial de Salud ante el Grupo Temporal de Trabajo de la ciudad, junto a Torres Iríbar y García Zapata. Foto: Ricardo Gómez

Durante las reuniones del Grupo Temporal de Trabajo de esta semana, Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en la ciudad y Reinaldo García Zapata, Gobernador de La Habana, insistieron en la detección oportuna de los contactos de pacientes contagiados y el rápido aislamiento, ahora favorecido por la liberación de capacidades en centros y hospitales destinados a ese fin.

Estratificar bien es realizar pesquisas, sitiar, buscar de forma minuciosa en lugares que constituyen focos de contagios; y esa es otra de las tareas pendientes para algunas localidades.

La mayoría de los capitalinos han respondido con disciplina y orden, pero siguen existiendo aglomeraciones en las colas de tiendas y mercados. Y no es que no haya filas ante la compleja situación con los abastecimientos, recrudecida por la COVID-19 y el cada vez más implacable bloqueo, sino que quienes formen en espera de su turno lo hagan con orden, distanciamiento, uso correcto del nasobuco y sustancias desinfectantes.

Hay un mejor trabajo en los puntos de control creados para reducir al mínimo la entrada y salida de  vehículos a la provincia, pero aún existen quienes tratan de burlar esas medidas que están dictadas para salvar la salud del pueblo. Existen conductores que intentan evadir las regulaciones y buscan carreteras auxiliares de acceso… ¿a quiénes engañan?, ¿a quiénes ponen en riesgo?... A ellos mismos y a sus seres cercanos.

Con el arribo del verano el calor a veces sofoca, pero esa no es razón para que indisciplinados intenten bañarse en zonas de costa o playas. Sigue prohibido el acceso a esos lugares y mientras más rigurosos seamos, estará más cerca la posibilidad de disfrutar de nuestros mares.

Las normas de bioseguridad deben redoblarse en centros laborales vitales para la economía que ahora funcionan y en instituciones sociales, es decir, casas y hogares de abuelos y de niños sin amparo familiar,
centros psicosociales y otros sitios que acogen a personas que son protegidas y atendidas.

La marcha exitosa del proceso de intervención sanitaria que ahora se despliega en todos los municipios capitalinos es gracias al rigor de los preparativos y el esfuerzo de muchos. Cuando a una enfermera, por accidente, se le rompe un bulbo, el hecho se reporta y analiza. A ese sacrificado personal de Salud, a los científicos y al Estado, hay que agradecer que cada cubano tenga garantizada su dosis en un momento u otro.

Hay noticias alentadoras, si se combina la intervención sanitaria con el cumplimiento de medidas sanitarias, higiénicas y de bioseguridad. Raúl Guinovart Díaz, decano de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, explicó que los modelos de pronóstico indican la posibilidad de que a finales de julio y principios de agosto pudiera lograrse determinado control de la pandemia, mientras arribaríamos a una situación mucho más favorable para los últimos días de agosto y principios de septiembre. Todo depende de la disciplina de cada uno de los residentes en La Habana. Los vaticinios se basan en experiencias de otras naciones, publicaciones internacionales y sobre todo estudios de investigadores de la Isla.

Para ello hay que trabajar con rigor, mucha conciencia y sin autocomplacernos para impedir el retorno a situaciones complejas, señaló el primer secretario del Partido en la ciudad, quien llamó además a ser responsables, “porque los que dirigimos tenemos una misión muy grande y es con el pueblo. Tenemos que salvar a un pueblo”.

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