Foto: Raúl San Miguel

Cuando celebremos, el próximo domingo, el Día de la Rebeldía Nacional, como homenaje al aniversario 67 de los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, las miradas se tornarán hacia la Plaza de la Revolución que llevamos dentro, como parte de la memoria histórica de una nación que inició sus luchas por la independencia en 1868 y mantuvo su unidad para las nuevas contiendas en el ejemplo digno de uno de sus más grandes hijos, nuestro José Martí, quien llevó con la fundación del Partido Revolucionario cubano, la simiente del ideario que condujo a Fidel, en el año de su centenario, el compromiso de liberar a la Patria en aquella perpetua frase: “Seremos libres o mártires”.

Antes de principios de este año la capital, como toda la nación, comenzaba los preparativos para enfrentar una de las enfermedades más letales sobre el planeta. La COVID-19 dejaba de ser una referencia lejana y todo el sistema de Salud y los centros científicos aceleraron las variables de fármacos que pudiera frenar el impacto de las dantescas escenas de muertes debido a la pandemia. Por supuesto, había razones de la alta dirección del Partido y el Gobierno en diseñar la estrategia imprescindible que involucraría a todo el pueblo, bajo la dirección del Consejo de Defensa Provincial.

Por entonces, las expectativas y la incertidumbre marcaban el peso de las horas, el tiempo –por vez primera- tenía una consistencia real y oscura. Sin embargo, dentro de las instalaciones científicas habaneras no resultaba perceptible el cambio del día y la noche, solo el agotamiento físico podía advertirse en la mirada de nuestros investigadores, a través de sus rostros cubiertos por los medios de protección donde la sonrisa oculta la mostraban con un gesto de sus brazos al pecho.

Se pusieron a prueba la efectividad del sistema de transporte y de otros organismos y entidades de subordinación nacional, en función del aseguramiento ante las previsibles contingencias causadas por la enfermedad y el pueblo multiplicó en su aplauso la unánime aprobación de cada decisión adoptada por el Grupo Temporal de Trabajo, dirigido por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República, y la certera presencia –en largas reuniones de trabajo- con el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz.

La capital, recibió el Primero de Mayo con un nuevo compromiso que se extendió por todo el país. Una vez más ofrecía su ejemplo en las miles de historias que permanecerán en el anecdotario de quienes fueron protagonistas de la unidad necesaria en la batalla. Solo basta citar a los transportistas, de todas las líneas, para entender la dimensión del riesgo asumido durante el traslado de enfermos, los requerimientos especiales para la navegación aérea en condiciones de urgencia, el tránsito por la capital del país hacia el Aeropuerto Internacional José Martí de los pasajeros del crucero británico MS Braemar de La compañía Fred Olsen Cruise; y de posteriormente (hasta la fecha) de los vuelos con los colaboradores de la Brigada Henry Reeve, en sus viajes de ida y retorno a la Patria.

Foto: ACN Agencia Cubana de Noticias

Disímiles e imposibles de reunir, en un volumen, los testimonios de los taxistas, devenidos en héroes anónimos en la mayoría de los casos, durante el traslado de las pruebas realizadas a pacientes contagiados. La actitud de los combatientes del Ministerio del Interior, en coordinación con las Fuerzas Especiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en los rostros bisoños de sus efectivos, en la participación de los estudiantes de medicina durante las pesquisas casa por casa, de las facultades universitarias vinculadas directamente al envase de hipoclorito de sodio, de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), devenida en centro de aislamiento y la creación del hospital Doctor Ernesto Che Guevara–para atender pacientes confirmados-, de la dimensión alcanzada por el sistema primario de salud, en la activación de los Consultorios del Médico y la Enfermera de la Familia.

Foto: ACN Agencia Cubana de Noticias

Nunca, como antes, La Habana, tuvo sobre sus hombros la mirada esperanzada de millones de personas de todo el archipiélago cubano. Tamaña responsabilidad nos lleva a respirar un poco más tranquilos, pero no confiados en las siguientes jornadas, especialmente cuando se concentra la atención en la necesidad de hacer funcionar y bien, la estrategia económica para el desarrollo económico y social del país, precisamente cuando se aproxima la celebración del 26 de Julio, y millones en todo el mundo, tienen en sus ojos la imagen del monumento a José Martí, reflexivo y agradecido de la voluntad compartida por todos los cubanos.