Ya se alista la capital para entrar, el próximo viernes 3 de julio, a la primera fase de la etapa pos COVID-19 tras largos meses de necesario aislamiento social. En la línea de arrancada están todos los sectores de la urbe, momento en el que se deben redoblar las acciones de prevención hasta ahora aplicadas, incluyendo las más recientes para la fase recuperativa.  
De cómo se ha ido trabajando con vistas a la apertura, se informa diariamente en los Consejos de Defensa Provincial (CDP), espacio donde continuamente se llama a continuar con las medidas para evitar la propagación y el contagio del nuevo coronavirus, teniendo en cuenta que aún quedan casos activos en la ciudad.
“Abrir” es necesario, no solo por la mejoría cuantitativa en las estadísticas epidemiológicas diarias; sino también porque pese al esfuerzo que se realiza para garantizar la alimentación de cerca de 2 millones de habitantes, La Habana necesita aumentar sus producciones y restablecer sus servicios.

La salud es gratis, pero la COVID cuesta

Irrefutable es el esfuerzo que el sistema de Salud realiza diariamente en el trabajo preventivo y de atención a pacientes sospechosos y positivos al nuevo coronavirus.
La realización de los PCR a todos aquellos con sintomatología –o no– es un dato dominado por todos. Pero oportuno es conocer –y sin politiquería– que pese al bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos, se garantiza y prioriza la atención médica de todos los pacientes positivos a la COVID-19.

Foto: Tomada de Canal Caribe

“La capital cuenta con 30 centros de aislamientos donde se encuentran más de 20 mil personas. El costo aproximado que encierra el cuidado a los pacientes es de más de 7 mil CUP, contando además, que cada PCR tiene un valor de 45 USD, explicó la vicegobernadora de la capital, Yanet Hernández Pérez.

Disciplina y responsabilidad debe ser continuar siendo el abc de los capitalinos, ahora cuando La Habana entra en la primera fase recuperativa. La utilización el nasobuco y las medidas adoptadas en los centros de trabajo, son fundamentales para opacar las conductas desacertadas de pocos. 

Hernández Pérez enfatizó que la capital continúa con la revisión y rediseño de estrategias para contrarrestar a la COVID-19, enfocados, además, en la atención priorizada a la población más vulnerable: los ancianos. “La Habana cumple su plan de prevención (…) para salvar”, expresó la vicegobernadora en el espacio informativo Mesa Redonda.

La Habana no para: cumplir para exigir

El Gobierno de La Habana trabaja en restablecer gradual y simétricamente los servicios para asegurar, no solo el disfrute del verano en la ciudad, sino para continuar garantizando la producción de alimentos, prioridad que encabeza la lista.

Julio Martínez Roque, Coordinador de programas de Gobierno, explicó en el espacio televisivo que “es prioridad continuar garantizando la canasta familiar normada”, de igual manera enfatizó que, “pese a los problemas con el abastecimiento de productos alimenticios de alta demanda como el cerdo y pollo se buscan alternativas en distintos centros de producción de alimentos en la capital”.

“La Habana cumple con programas de siembra y continúa con el desarrollo de ganado menor, así como ampliar producciones en la agricultura urbana y suburbana, donde además intervienen varios organismos. Con la participación cuadros de la Agricultura, las industrias y minindustrias continúan dando seguimiento en la búsqueda de soluciones para producir más, en coordinación con los mercados y comercios estatales e ideales”, detalló Martínez Roque.

“Estamos lejos de la meta, pero la Habana no para”, sentenció el Coordinador de programas de Gobierno. La capital aporta entre 18 y el 20 por ciento de los productos que consume, cumpliendo diariamente con un plan de entrega entre 25 y 30 toneladas de productos y se esperan para el mes de julio, planes superiores, declaró.
La entrada a la primera fase recuperativa coincide con la llegada de la etapa estival, esa que se cuela en las venas de los capitalinos y aumenta la ansiedad de disfrutar del período vacacional, aún más, cuando parte de este año les fue robado.

La “apertura” no significa confiar en demasía, eso sería un búmeran traducido en rebrote de la epidemia. Algo que debemos guardar bajo siete llaves son las enseñanzas que estos meses de confinamiento dejaron.