Mientras la COVID-19 pone a prueba los sistemas de salud en todo el mundo, en Cuba, las pruebas de amor y altruismo se hacen evidentes en los hombres formados por esta sociedad.

Cuando Iván Díaz Mirabal, accedió a ser entrevistado por Tribuna de La Habana, su modestia estuvo presente no solo en cada palabra, sino en sus gestos y mirada, a pesar de la labor tan importante que realiza para proteger vidas.

Iván Díaz es trabajador por cuenta propia y dirige un estudio de impresión, donde se han confeccionado más de mil caretas de protección, donadas a 12 centros de la salud, no solo en la capital, sino también al Hospital Faustino Pérez, de Matanzas.

Foto: Natacha Sánchez Hernández

-¿Cómo y por qué surge esta idea?

-Cuando conocí de los primeros casos de coronavirus en el país, entendí que debía protegerme, me documenté, compartí ideas con unos matanceros, que también las estaban haciendo, y así surgió la primera careta para uso personal. Se la mostré a unas amistades y les pareció genial. Entonces, me contactan del Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras y con recortes de material del mismo taller que dirijo, así como con donaciones de muchas personas, comenzamos a perfeccionarlas y a producirlas.

Al principio, no pensamos hacer tantas caretas, pero, ante las carencias que nos impone el bloqueo, su demanda ha crecido, por su utilidad en la protección contra el virus.

Sentimos mucho regocijo cuando nos enteramos que están siendo usadas en el salón de operaciones del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, así como en las zonas rojas.

-¿Cuántos trabajadores laboran en la confección?

-Somos solo tres, pero ya hemos adquirido destreza, a tal punto que hacemos a diario de 70 a 100 caretas. Nos impulsa la complacencia de saber que estamos contribuyendo a la seguridad de los que se encuentran en las trincheras del deber, luchando y salvando vidas.

Foto: Natacha Sánchez Hernández

Al despedirnos pudimos constatar, en un cuadro enmarcado en la pared, el reconocimiento recibido del Policlínico Antonio Guiteras Holmes, por su colaboración desinteresada.

Estos son los héroes, los que crean, los que apoyan, los que, aun sin proponérselo, se ganan, con sus acciones, el cariño y el agradecimiento, reflejados en los aplausos diarios.