En el municipio de Plaza de la Revolución y como parte de las actividades de la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia, se encuentran inmersos en ardua labor varios proyectos comunitarios como La Aguja Mágica, Las manos mágicas y el Grupo de Aprendices; a la par que se suman cosedoras voluntarias e interesadas en la prevención de la Covid-19.

Como respuesta a la situación nacional e internacional generada por el nuevo coronavirus, estas féminas de La Habana han tomado como iniciativa confeccionar nasobucos de manera artesanal y de expendio gratuito a la población.

Herminia Rodríguez Morera, profesora del proyecto comunitario La Aguja Mágica, de Plaza de la Revolución, enseña a confeccionar nasobucos. Foto: Nayaren Rodríguez Socarrás

Hasta el momento, son confeccionados con telas traídas desde sus casas, siempre y cuando cumplan con las condiciones de ser de algodón y poder plancharse luego de ser lavadas. “No importa el color o los dibujos, pero sí es importante elaborarlos con tres piezas, pues dos se colocan horizontalmente y la otra de manera trasversal para que funcione de filtro”, señala Herminia Rodríguez Morera, profesora de La Aguja Mágica, quien exhorta a quienes puedan y tengan a llevar telas a la propia Casa de Orientación, cita en calle 2, entre 23 y 21, Vedado, para coser más medios.

Con elásticos o cordones largos para sujetarlos detrás de las orejas o la cabeza son los modelos escogidos. “Hay quienes los están vendiendo por la calle, pero nosotras vamos a contrarrestar esa realidad entregándolos gratis”, destaca Rodríguez, quien insiste en que los modelos fueron revisados por personal médico capacitado para garantizar la efectividad.

Maritza Marquetti Zayas, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas en Plaza de la Revolución. Foto: Nayaren Rodríguez Socarrás

Aunque, tras cortar las piezas, las máquinas de coser de la Casa de Orientación se rompieron, estas féminas comenzaron a coser en sus hogares y, ante tal hecho, Maritza Marquetti Zayas, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas en el municipio, reconoció su intransigencia.

Del mismo modo, las más adiestradas en el arte de hilvanar reconocen el compromiso de las 15 alumnas del Grupo de Aprendices, las cuales, después de ingresar a un curso para crear manualidades y aprender técnicas de costuras artesanales, no dudaron en combinar sus estudios con la vocación de brigadistas sanitarias.