Foto: Ricardo Gómez

El aroma de la hoja impacta el rostro. Mujeres y hombres de la Empresa de Tabaco Torcido José Martí (H. Upmann), en Centro Habana, escuchan criterios de Falconery Rodríguez Modoy, un mulato que les habla de las bondades del proyecto del Código de las Familias.

Modoy es lector y asume esa función, a la vez que se desempeña como secretario del Buró Sindical y jefe de despacho de materia prima.

Él encabezó intercambios con los 320 trabajadores del centro y resalta la protección a personas de la tercera edad y a los vulnerables, de la propuesta de norma próxima a llevarse a escrutinio popular.

Leyda Elena Matías Toledo es joven. La secretaria ejecutiva y comunicadora explica que todo este año realizaron charlas y debates sobre las particularidades del proyecto, en este enorme palacio del tabaco, fundado en 1844 por un alemán que instuyó el éxito de los puros cubanos en el mundo.

Las chavetas suenan cuando surge el llamado a asistir a las urnas el venidero 25 de septiembre, lenguaje de apoyo de este gremio, que tiene el propósito de cumplir con la producción manufacturada de más de 2 millones 300 mil habanos este año para la exportación.

Foto: Ricardo Gómez

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