El 2do Taller de seguimiento del proyecto Menos desechos plásticos sesionó en La Habana para el intercambio, la actualización y la presentación de documentos que muestran diferentes experiencias de sustitución de envases plásticos y de estrategias que trazan pautas para organismos, entidades y el público general.
En el encuentro estuvieron representadas las diferentes instituciones que participan en el proyecto, todas vinculadas al ciclo de vida de los plásticos, desde la producción, evaluación y el consumo hasta el reciclaje y el reuso. Entre estas se encuentran el Instituto de Geografía Tropical (IGT), que ejecuta la iniciativa financiada por el Fondo Nacional de Medio Ambiente; el Museo Nacional de Historia Natural, el Grupo Empresarial de Reciclaje, las direcciones generales de Medio Ambiente (DGMA) y de Organización, Control, Información y Análisis (DGOCIA), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el Grupo de Administración Empresarial.
Elaborado por el Centro Nacional de Envases y Embalajes (CNEE), se presentó un estudio sobre alternativas para la sustitución de bolsas plásticas, tanto las que existen a nivel internacional como las que han surgido y se desarrollan en la Zona de Desarrollo Especial Mariel y dentro del sector privado de la economía cubana.
En el intercambio se analizaron desde el entorno del país, que limita la concreción de las proyecciones para la sustitución progresiva de los plásticos, fundamentalmente los de un solo uso y la contaminación que ocasionan; la necesidad de disponer de las estadísticas que permitan realizar estudios sobre viabilidad de inversiones para la producción de biodegradables en el país, de incrementar y optimizar la comunicación y la educación ambiental, así como de impulsar la actualización normativa y las salidas de ciencia, tecnología, investigación e innovación.
En el taller, Alfredo Gil Rodríguez, jefe del proyecto, presentó el Programa estratégico para la instrumentación de la Educación Ambiental sobre Plásticos.
La doctora en Ciencias, Silvia Miriam Pell del Río, integrante del equipo técnico del proyecto, destacó la pertinencia del enfoque de ciclo de vida del plástico que tiene el programa estratégico y las disímiles salidas que puede brindar Juntos por Menos Plásticos para las políticas y la toma de decisiones.
Con los pies en la tierra
La directora general de Medio Ambiente, Odalys Goicochea Cardoso, se refirió a la necesidad de que las acciones y metas que se proponga el proyecto se parezcan al contexto cubano, con sus múltiples contratiempos y su impacto en las personas y de establecer indicadores para medir avances. "Como parte de la propuesta que desde la ciencia se le está haciendo al país, debemos generar indicadores que muestren algún impacto", insistió.
Goicochea destacó la contribución que representa el proyecto a las acciones que se impulsan para la gestión de los desechos sólidos urbanos, una problemática que involucra y perjudica a la sociedad en su conjunto. A su vez, reiteró, que no se trata de que el plástico sea un enemigo, porque su expansión llegó en un momento en que la tala excesiva amenazaba los bosques, y en sectores como la salud constituyen una necesidad, sino reducir su uso, fundamentalmente de un solo uso, y tratar de ir sustituyendo de forma paulatina los envases de ese material por otros reciclables y biodegradables.
El proyecto Menos desechos plásticos, que forma parte de la Alianza Integrada Juntos por menos desechos plásticos, lanzada por Cuba en enero de 2024, tiene como objetivo contribuir al cumplimiento de las acciones de la Alianza Integrada Juntos por menos desechos plásticos, cuya Acción no.6 se enfoca precisamente en esa sustitución progresiva, en función de reducir la contaminación.
La idea, señala el jefe del proyecto, es concientizar a las personas en que se puede ir sustituyendo bolsas de nylon por bolsas de papel, que serían bolsas reciclables, reutilizables, sin necesidad de utilizar las bolsas de plástico que irían al medio ambiente y provocarían contaminación.
Aunque son de uso cotidiano, en ocasiones no nos percatamos que pomos y bolsas de plástico, entre otros objetos de uso tienen un impacto ambiental negativo, al tardar años en degradarse. Mal gestionados van a parar a los basureros y al mar, donde atentan contra diversas especies marinas, formando islas completas que navegan a su aire.
Por si fuera poco, la ciencia muestra evidencias de que los microplásticos -pequeñísimos a partir de la fragmentación del plástico-, pueden llegar también al organismo y provocar daños a la salud de las personas.
Ante estas complejidades, se demandan estudios, análisis integrales, soluciones aterrizadas a la realidad cubana y la participación de toda la sociedad: empresas, organismos, proyectos y ciudadanía.

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