Con el cumplimiento estricto de los compromisos pactados para reducir y eliminar paulatinamente el uso de las Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono (SAO), Cuba festeja este 16 de septiembre, día mundial para la protección del llamado Escudo de la Vida.
De igual manera, la nación caribeña hace valer lo estipulado por la Enmienda de Kigali, todo lo cual contribuye, aún más, a la lucha contra el calentamiento global y al cuidado del medio ambiente.
El jefe de la Oficina Técnica de Ozono (OTOZ) de Cuba, Doctor Nelson Espinosa, destacó que, pese a la pandemia de la COVID-19, la ínsula mantiene una intensa actividad que le ha asegurado reducir las emisiones y los consumos de las SAO, para lo cual implementa diferentes proyectos.

Mencionó el de la eliminación de espumas de poliuretano con refrigerante 141-B en cinco empresas del Ministerio de Industrias, donde parte de sus entidades lo han suplido por el uso del poliol premezclado con ciclopentano, mientras que en otras se mezcla con agua para no agotar la capa de ozono, ni causar efecto invernadero.
Tras catalogarlo como uno de los resultados a destacar, hizo mención a cómo se sigue trabajando para eliminar los HCFC R-22 en el servicio de la refrigeración y la climatización. Para eso se han implementado acciones en aras de reducirlos gradualmente, al tiempo que se implementan tecnologías alternativas con gases refrigerantes como los naturales -dígase el CO2, el amoniaco y los hidrocarburos-, cuya introducción en Cuba asegura disminuir las emisiones a la atmósfera y por ende los consumos ya que son de muy bajo potencial de calentamiento y no agotan la capa. También se empezarán a usar algunas mezclas como alternativa química.
De acuerdo con el experto, la capacitación en buenas prácticas de refrigeración a técnicos y mecánicos es un eje central del trabajo. Hoy se incentivan dichas técnicas en 16 aulas en todo el país, desde donde han egresado más de 4 150 personas, incluidos estudiantes de las escuelas tecnológicas.
Igual resaltó la preparación a inspectores de aduanas en tecnologías de detección en frontera de aquellas sustancias que no cumplan lo regulado, así como el trabajo de reconversión de equipos a tecnologías alternativas.
Mencionó nuevos proyectos de desarrollo como son los distritos térmicos o de frío; ya se han hecho estudios y uno de ellos se encuentra en fase de factibilidad en la zona de Varadero y de Cayo Largo del Sur.
“Esos distritos permiten concentrar en una estructura especializada la producción de agua fría que se emitirá mediante tuberías a los hoteles. Ello evita a esas instalaciones tener internamente equipos de climatización, con lo cual obtienen una eficiencia energética muy alta por generarse un ahorro de energía eléctrica considerable”.
Espinosa resaltó que Cuba figura entre los pocos países en desarrollo que destruye sus sustancias agotadoras de ozono en la fábrica de cemento de Siguaney, en la provincia de Sancti Spíritus, donde se destruye el R-12 acumulado en almacenes y el R-22 contaminado.
Como estrictos cumplidores del Protocolo de Montreal, se ha mantenido la eliminación de los CFC; el bromuro de metilo no se usa ni en fumigación ni en otros destinos, y en el caso de los HCFC se han reducido en más de un 35 %, fundamentalmente el R-22 y el 141 B, refrigerantes de un impacto muy negativo.
Este año, 17 nuevas entidades cubanas se suman a las que han eliminado definitivamente el empleo de SAO.
La celebración por la fecha enaltece el papel del Protocolo de Montreal, el más exitoso de los acuerdos medioambientales, y la Enmienda de Kigali a ese protocolo, en el cual las naciones se han comprometido a reducir gradualmente los hidrofluorocarbonos.
Cuba es signataria del Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono (1985) y del Protocolo de Montreal (1987).
La crisis provocada por la pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de la refrigeración como servicio productivo esencial; sin los sistemas frigoríficos nada hubiera sido posible durante este tiempo, ni el acceso a la alimentación, ni la atención médica, el almacenamiento de vacunas, el teletrabajo, o la teleeducación, entre otros.
Por tales razones la celebración distingue al Protocolo de Montreal y su Enmienda de Kigali por sus esfuerzos para Mantenernos Frescos a Nosotros, a Nuestros Alimentos y Vacunas, como reza el lema de este año por el Día Mundial de la Preservación de la Capa de Ozono.
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