Cuba continúa la transición al uso de refrigerantes de bajo potencial de calentamiento global y de tipo natural, su manejo seguro y la mejora de la eficiencia energética en el sector de la refrigeración y la climatización, desafíos que constituyen retos para la acertada implementación en el país de la Enmienda de Kigali, lo cual sitúa a la nación como una permanente defensora del medio ambiente.
En la actualidad se centran esfuerzos en la etapa 2020-2030 con un nuevo aporte de financiación del Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal, para concluir en el año 2030 con la total eliminación de las sustancias agotadoras del ozono (SAO), de manera especial el gas R-22 dentro del sector de la refrigeración y la climatización.
La Mayor de las Antillas es signataria del Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono (1985) y del Protocolo de Montreal (1987), relacionados con el control y paulatina eliminación de la producción y el consumo de productos químicos industriales, dañinos al medio ambiente.
La especialista de Comunicación del Centro de Gestión de la Información y Desarrollo de la Energía (CUBAENERGIA), Helen Rodríguez, resaltó la postura comprometida de la nación antillana con la salvaguarda de la capa de ozono y las acciones para la protección de la estratosfera, desde que en 1992 ratificara este compromiso.
“Más recientemente brindó su apoyo incondicional a la Enmienda de Kigali, que entró en vigor el 1ro. de enero de 2019, y en el cual depositó el instrumento de ratificación, al eliminar gradualmente los hidrofluorocarbonos (HFC), potentes gases que calientan el clima”, destacó.
Todas las acciones para preservar el llamado Escudo de la Vida son gestionadas a través de la Oficina Técnica de Ozono (OTOZ), perteneciente a Cubaenergía, entidad adscrita a la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (AENTA), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
El Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal ha apoyado con financiamiento a países en desarrollo, con el objetivo de eliminar de manera gradual los HCFC a partir de un cronograma previsto hasta el año 2030, bajo la observancia de especialistas nacionales a cargo del Programa Nacional de Ozono.
Helen Rodríguez recordó que en aras de eliminar las SAO se aprobó en Cuba el proyecto Plan Nacional de Eliminación de los HCFC en el sector de servicios, cuyo objetivo principal es eliminar dentro de este el uso del R-22 y sus mezclas.
Señaló cómo a través de la implementación del proyecto se ha logrado fortalecer técnicamente a instituciones de educación técnica y profesional con la apertura de las aulas de Buenas Prácticas, en aras de brindar entrenamiento a instructores de todo el país.
La capacitación de inspectores de aduanas para la detención en frontera de las SAO; la reconversión de instalaciones de refrigeración y climatización a refrigerantes naturales y amigables con el medio ambiente y el cambio climático forman parte de las acciones del mencionado proyecto, cuya ejecución ha permitido la reducción del 35% establecido en el cronograma de eliminación de los hidroclorofluorocarbonos.
Asimismo, hasta la actualidad se han capacitado en las aulas de buenas prácticas 4 751 mecánicos del sector RAC en todos los niveles de la economía nacional incluyendo los trabajadores de las formas no estatales. También se han habilitado 16 aulas con equipos y medios necesarios, además del entrenamiento de más de 120 oficiales de aduana en frontera.
La no entrada al país desde el 2015 de equipos con R-22 y la eliminación del R-141b para acciones de limpieza, son algunos de los resultados de ese proyecto.
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